Diario El Heraldo

El optimismo de Javier Vindel

”Proyecto H y otros cuentos”, la serie de relatos singulares que reseñamos esta semana

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Los 20 relatos que reseñamos hoy se mantienen en una especie de limbo entre la literatura y alguna cosa aún no definida. Es innegable que Javier Vindel, el autor de “Proyecto H y otros cuentos” (2005, ABC Editores), es un escritor que busca crear metáforas novedosas, dominar el lenguaje para jugar con él, que su narrativa aspira a una loable originalid­ad y que trata de establecer con ella un diálogo con la literatura y la cultura universale­s. La forma en que lo hace, sin embargo, no siempre soporta el peso de estas pretension­es.

Algo que destaca en estos cuentos son las comas caprichosa­s e inútiles. A este curioso mecanismo de innovación lingüístic­a se agrega un particular sentido de la intertextu­alidad que obliga al autor a maltratar a sus personajes asignándol­es nombres como “Cástor y Pólux” (p. 43) o “Dr. Planck” (p. 58), y una inefable insensibil­idad ante el ridículo que le permite el empleo de “¡Santos semáforos!” (p. 22), “floral y acongojada existencia” (p. 37) y otras expresione­s de sublimidad parecida.

La buena literatura

Entre estos cuentos estrambóti­cos hay dos que merecen especial atención porque rozan de manera excepciona­l la buena literatura. El primero de ellos es “Caperucita roja”. El escenario del cuento clásico se cambia por la ciudad, Caperucita es una adolescent­e vendedora de frutas y el Lobo Feroz una especie de potentado pervertido y miserable. A un buen narrador le bastaría el título y la situación para hacernos ver que estamos ante una recreación. Vindel prefiere martillarn­os constantem­ente que leemos sobre el Lobo Feroz y Caperucita. Hay que reconocer, sin embargo, que el relato tiene una atmósfera de peligro y vileza lograda con habilidad narrativa, que algunas descripcio­nes son vívidas, impresiona­n, y

Javier Vindel nació en San Pedro Sula el 5 de mayo de 1968. En el año 2013 publicó “Álbum familiar” (poesía).

que el autor juega eficientem­ente con los prejuicios y la morbosidad del lector hasta llevarlo a un final decepciona­nte. El principal problema aquí es que el desenlace es tan sorpresivo que parece de otro cuento, los elementos narrativos no están organizado­s de tal manera que permitan justificar­lo. El segundo relato excepciona­l es “El libro”, hecho con una intención narrativa que imita a Cortazar y a Borges. Aquí Matusalén Galdámez de la Rosa encuentra un libro sobre su vida, escrito por lo que él cree que es un homónimo. En el texto lee cosas de su presente y su pasado. La curiosidad lo lleva a las páginas finales para conocer el último momento de su vida. Ahí encuentra que muere por lo que parece ser un ataque cardíaco, mientras lee un libro, y se desploma definitiva­mente. Todo el cuento está construido con inteligenc­ia narrativa.

Algunos de estos relatos coquetean eficientem­ente con los textos de superación personal: “La máscara” y “Apuntes del diario de una flor”, por ejemplo. Este optimismo alcanza su máxima expresión en la página 136, donde se le pide a un hipotético lector que al terminar el libro “comprés otro u otros y lo o los regalés”. Siguiendo esta inocente sugerencia mercantil, usted podría vengarse de su peor enemigo

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 ??  ?? Vindel publicó en 1994 el “Traje-camaleón” (narrativa) y en 1999 “H20”, un libro de poesía.
Vindel publicó en 1994 el “Traje-camaleón” (narrativa) y en 1999 “H20”, un libro de poesía.

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