Taiwán no es Hong Kong
La república insular, firme aliada y amiga de Honduras, es una nación soberana que disfruta de alto desarrollo humano, económico y tecnológico a nivel mundial, en que el disfrute pleno de los derechos humanos es una realidad que se profundiza cada vez más, con un gobierno democráticamente electo, transparente, que rinde cuenta de sus actos ante los otros dos poderes estatales.
En ningún período histórico, Taiwán ha estado bajo el control y jurisdicción de China.
Su independencia, libertades y soberanía se ven crecientemente amenazadas por la intención declarada de la dirigencia de China continental de anexarla a su territorio, bajo el sofisma de “un país, dos sistemas”, en violación flagrante al principio de autodeterminación de los pueblos y de convivencia pacífica.
La población taiwanesa, más allá de cualquier diferencia política, unánimemente rechaza ser absorbida por Beijing, lo que es confirmado por diversas consultas populares al efecto.
Hong Kong fue una colonia británica hasta su devolución a China en 1997; la autonomía disfrutada durante su existencia como enclave inglés se ha visto crecientemente deteriorada por el centralismo y autoritarismo del gobierno central, al punto que las protestas colectivas de rechazo han sido severamente reprimidas, al igual que en Tíbet y Xinjiang, en donde la población budista y musulmana es sistemáticamente reprimida.
Taiwán, de vocación profundamente pacifista, rechaza y condena ante la opinión pública internacional la actual ofensiva diplomática, política y militar de Beijing que busca aislarla y eventualmente invadirla para absorberla en calidad de satélite territorial.
La comunidad mundial debe demostrar su enérgico rechazo a tal pretensión y solidarizarse con el pueblo taiwanés