Incorporación de diputados del Parlacen al Congreso Nacional
El Parlamento Centroamericano (Parlacen) se creó el 14 de enero de 1986. Su tratado constitutivo fue suscrito en 1987 y su primera sesión se realizó en la Ciudad de Guatemala el 28 de octubre de 1991. Sus orígenes se remontan a las iniciativas del Grupo Contadora, del Grupo de Apoyo a Contadora, Comunidad Europea y Esquipulas I allá por 1983 basándose en los principios de autodeterminación, no intervención, desmilitarización y el rescate y fortalecimiento de la democracia para darle paso a la convivencia pacífica de Centroamérica. Ciertamente han desfilado por el Parlacen hombres y mujeres de mente brillante, con visión de estadistas, pero infortunadamente no lograron, y aún no lo hacen, que su acción legislativa sea vinculante; tal situación lo aparta de las grandes decisiones políticas, económicas y sociales de la región, por lo cual es nombrado, infelizmente, el elefante blanco de Centroamérica. Actualmente lo integran Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá y República Dominicana. Costa Rica renunció a ser parte por considerarlo inútil y altamente oneroso. El costo promedio de cada país es de $1.7 millones de dólares anuales. Recientemente, el jefe del orlandismo y caudillo presidencial invitó a un desayuno a los diputados del Partido Nacional y bajo un tono de voz nada amable y amenazante, les pidió apoyar la incorporación de los diputados del Parlacen al Congreso Nacional con voz y voto, de no hacerlo se convertirían en sus adversarios. Frente a esta incongruente pero lesiva iniciativa presidencial, expertos en la materia han expresado estar en contra ante semejante arbitrariedad, y el sentido común de la ciudadanía hondureña lo ratifica. Es ilegal desde todo punto de vista. Viola la Constitución de la República y la Ley Electoral y de Organizaciones Políticas.
Jamás podrán tener voz y voto en nombre del pueblo, jamás podrán tener legalidad y legitimidad para representarnos como diputados en el Legislativo quienes no hayan sido electos en forma directa, legal y transparente a través de la voluntad popular ejercida en las urnas, tal como es el caso de los diputados del Parlacen, quienes son electos en forma indirecta y sin fotografía bajo la figura del candidato a la Presidencia del Ejecutivo. Definitivamente es una aberración jurídica monstruosa y una manipulación horrorosa y deshonrosa.
En la maniobra de incorporación hay una indudable lectura: el jefe del nuevo centro cívico de gobierno se está quedando solo, sin fuerzas en el Congreso, por lo tanto desea urgentemente y a cualquier precio la incorporación de diputados del Parlacen al Congreso Nacional, pretendiendo contrarrestar el desmarque de los diputados del nacionalismo contra las pretensiones del orlandismo. Pero la respuesta a descubrir de lo que hay detrás de esa idea o iniciativa de la “incorporación” y que se rumora fuertemente en los pasillos políticos de Honduras, de USA y de la OEA es pues, para algunos, que desde la Casa Presidencial se promueve la candidatura presidencial de la doña y dueña de la casa de gobierno y que la candidatura del edil capitalino simplemente es un globo sonda. Se afirma, desde ya, que ella ganará con fraude y con el apoyo de un gobierno extranjero. El jefe presidencial pasaría al Parlacen y como él mismo presentó la “iniciativa de incorporación” con voz y voto pretenderá, de este modo, la Presidencia del Poder Legislativo y así cerrar el círculo de la permanencia en el poder por un buen tiempo. Rara pretensión.
Otros están en contra de la “incorporación” porque perciben que la pretensión del jefe de Casa Presidencial y del jefe del Legislativo es contar con más diputados afines y claro, según el criterio de los “dueños” de los partidos políticos, pero los diputados del Partido Nacional ya despertaron, la venda cayó de sus ojos, saben que es una monstruosidad jurídica y han rectificado al reconocer que son diputados del pueblo, del nacionalismo y no borregos del orlandismo, que tanto desprestigio y caos ha sembrado.
Me pronuncio por el retiro, temporal o definitivo, de Honduras del Parlamento Centroamericano según los avances vinculantes, no así del SICA, ni del SIECA. La pobreza económica y social que existe en Honduras es más que suficiente justificación y el endeudamiento público es altísimo, no es justo. Definitivamente ser miembro del Parlacen no es rentable para Honduras, hasta la fecha no han hecho más que demostrar que es un gasto absurdo para un país profundamente desigual, altamente endeudado, miserablemente empobrecido y una zona de confort para muy pocos. Hasta ahora, el pueblo hondureño solo ha podido respirar el mal a conciencia que flota en el ambiente. “No se puede esperar del árbol malo frutos buenos” (Mateo 7:17-20)
Jamás podrán tener voz y voto en nombre del pueblo, jamás podrán tener legalidad y legitimidad para representarnos como diputados en el Legislativo quienes no hayan sido electos en forma directa, legal y transparente a través de la voluntad popular ejercida en las urnas”.