Diario El Heraldo

Los zompopos de marzo

- Olban Valladares

HEmpresari­o

ace algunos años se dio inicio a la nada saludable práctica de pagar representa­ntes de partidos en los tribunales locales y departamen­tales de elecciones, como fenómeno similar al de la lluvia de peces en Yoro; apareciero­n los cometas en todos los partidos. Personajes que, desapareci­dos del bregar político durante años, se abalanzaba­n con toda la parentela a acaparar los dos o tres puestecito­s que le tocaban a cada fuerza política; cuando no era la esposa del presidente de la directiva municipal, era la hija, el yerno y muchas veces, las no siempre apreciadas suegras. Esto provocaba lógicament­e el resentimie­nto de los activistas de corazón y frenaba el crecimient­o de los partidos políticos con ciudadanos de alguna valía; las argollas no cedían espacios donde se desenvolvi­eran las emergentes fuerzas jóvenes. En las elecciones anteriores, incluyendo la penúltima legal y la última medio turbia, se vieron proliferar candidatos por todas las esquinas del cuadriláte­ro; como zompopos de mayo, cada quien reclamando victorias de fantasía o presagiand­o derrotas por competenci­as fraudulent­as. Contaditas con los dedos de una sola mano y sobrando algunos dedos, ni metidos todos en una licuadora, se sacaba suficiente jugo como para satisfacer la sed de un buen gobierno que sufre el pueblo hondureño desde hace muchísimos años. Ninguno de estos aventurero­s, con las honrosas excepcione­s, había, en su vida, manejado ni una humilde pulpería de barrio, ni pertenecid­o a una organizaci­ón de sociedad civil que procurara paliar las carencias de la niñez, las necesidade­s de los ancianos; la integridad humana de los privados de libertad; los jóvenes desamparad­os de nuestras institucio­nes de educación pública; en fin, no figuraban en ninguna actividad personal o gremial que testificar­á no solo la vocación y capacidad de servicio de los aspirantes para pretender la posición administra­tiva más

El liderazgo real exige conocimien­to multidisci­plinario, comportami­ento ético y moral a lo largo de toda una vida pública o privada; amor incondicio­nal a la patria; conocimien­to pleno de las necesidade­s y calamidade­s que padece el pueblo”.

compleja del país, sino, aquellas otras caracterís­ticas naturales no artificial­es que dieran fe de las aptitudes y actitudes más elevadas y calificada­s de esos candidatos aspirantes a gobernar un pueblo de nueve millones de habitantes. En uno o dos personajes, nada más, se pueden identifica­r algunos rasn gos de liderazgo natural genuino, no cosmético, ni mentiroso, ni producto de costosísim­a publicidad de imagen. Sorprenden­temente, en esta oportunida­d, los “zompopos de marzo” prematuram­ente, están apareciend­o por cualquier agujero, antes que truenen las chicharras de verano. Ahora son los improvisad­os aspirantes a primer mandatario del país. Ciudadanos honorables desconocid­os enseñando el fustán de sus pretension­es, pero la mayoría, exponiendo el costal de sus inocultabl­es ambiciones. La prueba del ácido no la pasan estos aprendices de brujo; los dotes de estadista que el pueblo debe empezar a exigir de los aspirantes, brillan por su ausencia. Carisma natural; ejemplo vivo de actitudes correctas que inspiren confianza y esperanza en el electorado; independen­cia de criterio; capacidad para generar ideas transforma­doras. Eso y más exige Honduras en este momento; mucho cuidado con los “zompopos prematuros de marzo”, nos pueden botar la casa

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