¿Estado teocrático?
Mirad cuanto ocurre en países teocráticos: hasta 1790 Francia, Inglaterra, España, Prusia, Rusia, Portugal (como las prehistóricas Babilonia, Egipto, China, Japón, Roma, Israel) atestiguaban que los monarcas tenían origen divino...”
Así que, devotos paisanos, ¿os oponéis al Estado laico, ajeno a la religión y sus “pulcros” pastores, apóstoles, profetas, tan exactos que anunciaron la reelección fraudulenta de Juancito en 2017? ¿Gobiernos inspirados por dios y cuya palabra copiaron en las Escrituras unos analfabetos campesinos de la antigüedad? ¿Repúblicas ––mejor monarquías teológicas, ¿si?–– que apartarán del sistema humano al raciocinio y la ciencia y enrutarán a la sociedad a supersticiones, al dogma, la obediencia vertical, las castas, u oponerse a ningún cambio que no esté sancionado en los Evangelios? Chistoso el pueblo que aspira a semejante ignorancia porque jamás emergerá de la esclavitud. Mirad cuánto ocurre en países teocráticos: hasta 1790 Francia, Inglaterra, España, Prusia, Rusia, Portugal (como las prehistóricas Babilonia, Egipto, China, Japón, Roma, Israel) atestiguaban que los monarcas tenían origen divino, e incluso del mismo Jesucristo (leyendas del santo grial). Durante la edad media (siglos III a XV, más o menos) la Iglesia Católica mató el desarrollo del intelecto (Galileo, por ejemplo) pues las únicas verdades del orbe, según ella, residían en la Biblia y Aristóteles. Y para reforzar ese estatuto se alió con el mando civil y encarceló, torturó, despellejó y despedazó, quebró, desangró y luego asó en crueles hogueras a un cuarto de millón de libre pensadores. Y como la mente mágica es constante, en 1937 los obispos españoles apoyaron al fascista dictador Franco, hermanando Estado e Iglesia. Esta censuró la actividad cultural y educativa, controlando teatro, cine, edición de libros, costumbres y vida moral, haciendo al español un débil pueblo de rosario y camándula.
Eso fue en el pasado. En Estados teocráticos recientes el protagonista es el machismo y la más sufrida víctima la mujer, considerada como cosa. En Irán te ejecutan por criticar al islam; en Afganistán no hay constitución sino la Sharia musulmana; las ideas religiosas son en Sudán, Yemén, Mauritania y Qatar las más vigiladas del orbe; el Vaticano es teocracia absoluta de varones, donde el Papa manda sobre ejecutivo, legislativo y judicial. En esos Estados, y sobre todo Arabia Saudita, ocurre lo peor: hasta 2018 la mujer ––tipificada menor de edad–– tenía vedado conducir autos, entrar a estadios, estudiar y aceptar trabajos sin firma del padre, esposo o guardián religioso; abrir cuentas bancarias; operarse por su cuenta o de urgencia; salir a la calle sin su “mehram” o vigilante, que cuida que respete al Corán; citarse con novio ni casarse sino con el elegido por el padre (en cambio el varón puede tener cuatro mujeres); en restaurantes, parques y playas separan a hombres y mujeres; prohibido entrar solas a bancos y universidades, trabajar en cargos públicos y privados, comer en público sin burka, te apalean si enseñas el tobillo pues provocas al varón; y si te violan varios hombres ajenos a tu familia (por andar sin vigilancia del “mehram”) mereces 200 latigazos y meses de cárcel por permitir que ocurriera. Si vistes ropa para deporte eres prostituta y, según los mandatos del Consejo de Shura, si eres demasiado guapa o te maquillas te expones al acoso de la ley y los hombres por excitarlos. ¡Loor al Estado laico…!