Nos malenseñaron que somos mayas
Identificar a Honduras solamente como un pueblo maya o con raíz cultural maya es un error que se ha cometido durante algún tiempo...”.
La historia no está solo para contarse, también está para corregirse. Identificar a Honduras solamente como un pueblo maya o con raíz cultural maya es un error que se ha cometido durante algún tiempo no solo en la escuela, lo ha cometido también el mercadeo, la publicidad y en general muchos encargados de vender una imagen de país.
Pienso que el interés de resaltar el origen maya era para explotar la importancia que tuvo Copán como ciudad en un período determinado del desarrollo de la cultura maya. Lo cierto es que el impacto cultural de esta antigua civilización en Honduras es mínimo si se lo compara con países como Guatemala y México, donde se concentran la mayoría de los pueblos mayas. Y si se lo compara con el impacto cosmogónico, lingüístico, de cos
tumbre de los otros pueblos que habitan y han habitado las tierras que hoy somos, la situación es la misma. Hablo además de la cantidad, del posicionamiento geográfico. Honduras es en realidad una zona de encuentro, de culturas mesoamericanas, culturas provenientes del sur y culturas que nos llegaron del mar, ellas a su vez tienen origen en la zona caribeña del sur de América. Sin contar que no podemos pensarnos como una fragmentación sin difuminaciones, sino que con el paso de los siglos nos hemos convertido en una combinación que ha adoptado un rostro propio y único. Por ejemplo, ha pasado más de una vez que la vestimenta que usan los deportistas que representan a Honduras en competencias internacionales, la decoración de un evento oficial importante o toda una campaña de imagen de país está hecha solamente con referencias propias de los pueblos mayas. Irónicamente, el pueblo maya-chortí en Honduras ya no es considerado propiamente un pueblo como tal, sino como un pueblo de tradición maya-chortí, ya que el proceso de ladinización ha tenido un fuerte impacto, al punto de llegar a perder la lengua y otros valores culturales y cosmogónicos, y para la enseñanza de la lengua no ha quedado otro recurso que asistirse del chortí hablado en Guatemala. Esto en contraposición a otros pueblos como el garífuna, el miskitu o los negros de habla inglesa, que son hoy los que más proyección cultural tienen en el país. Del mismo modo en el español hablado en Honduras lo que existe es una fuerte influencia del náhuatl, como en el resto de América. No así del maya-chortí, ni de las lenguas mayas en general, que además se encuentran con mucha vitalidad en Guatemala y México. Decir que somos mayas o resaltar solamente esa raíz y presente (hay que decirlo) no solo significa olvidar a las demás etnias que configuran nuestro panorama cultural, sino crear una idea equivocada de lo que realmente somos. No se trata nada más de cultura general o de saber por saber, se trata de tomar consciencia de lo que en esencia somos como país y, más importante, como idea de nación. La cultura maya es muy rica, y digo es porque también rondan por ahí ideas sin fundamento que dicen que los mayas fueron y no son. Se los puede encontrar en toda Guatemala y el sur de México, con su visión de mundo, sus lenguas, sus costumbres y su gastronomía vivas y sin ninguna intención de desaparecer. Debemos sentirnos orgullosos definitivamente de que forme parte nuestro entramando cultural, pero sin olvidar a los demás, sin olvidar lo que en esencia somos