La otra privatización
Hasta hace poco, los resultados que daba a conocer la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) sobre las pruebas de admisión que se practican, los primeros 10 lugares los ocupaban instituciones educativas privadas. Los resultados nos dicen que lo público está privado de calidad. Esto afecta a los más pobres, que son los que se matriculan en centros educativos gratuitos, de esto nadie dice nada, aunque al final genere desigualdad en el mercado laboral.
Lo más grave, porque sus resultados de muerte se entierran, es el tema salud, en la medida que ha crecido la población, aumentado los precios de los medicamentos, los espacios de las instalaciones hospitalarias limitados y los equipos de laboratorio insuficientes; es que la cobertura y calidad de los servicios se han ido privatizando, eso se puede entender cuando a los pacientes se les da citas hasta para seis meses, raras veces hay camas de internamiento, carencia o mala calidad de las medicinas, atención insuficiente o de mala calidad. Pocos son los médicos que dan la misma atención a los pacientes en sus clínicas privadas y en las públicas. La población pobre se ve privada de una atención con calidad humana que le garantice condiciones de salud adecuadas. Nadie protesta, excepto los pacientes que balbuceando comunican su desgracia. En el pasado, cuando Hondutel era una empresa rentable, los sindicalistas de esa empresa lograron conquistas sindicales extraordinarias, llegaron a repartirse las ganancias, ahora esa empresa está en quiebra, todos los gobiernos la sometieron a un saqueo incontrolable. La telefonía fija ya no es un atractivo para la actividad comercial e individual y los costos de la comunicación privada no tienen controles, el servicio está privatizado y aunque los costos son superiores a los que se pagaban en la estatal de comunicación, nadie dice nada. Las personas se sienten fascinadas y ven la pantalla de su móvil hasta cuando van atravesando una calle. Destruyeron una de las instituciones más viejas de la República. En la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), los distintos gobiernos hicieron fiesta con sus recursos, ahora esa empresa está en estado de coma, la sometieron poco a poco a la quiebra para luego privatizarla. Ni los dirigentes sindicales, algunos de los cuales ya forman parte de las nuevas estructuras privatizadoras, se oponen a la muerte de esa empresa del Estado. Pareciera un guión preestablecido, los gobiernos corruptos arruinaron las empresas e instituciones del Estado, las mismas se desprestigiaron y la población empezó a sentir las debilidades de lo público y así, de esa manera empezó, en algunos casos, a ver la entrega de los servicios estatales al sector privado como algo beneficioso. Los gremios no fueron capaces, ocupados como estaban en la defensa de sus derechos adquiridos, de cuidar de las instituciones que por años estuvieron bajo la administración pública. Los pocos dirigentes gremiales que advirtieron esta amenaza y llamaron a eficientar los servicios que se brindaban a la población, fueron vistos como patronales
Pocos son los médicos que dan la misma atención a los pacientes en sus clínicas privadas y en las públicas. La población pobre se ve privada de una atención con calidad humana que le garantice condiciones de salud adecuadas. Nadie protesta”.