Diario El Heraldo

país soñado Respiració­n artificial para la región

- Periodista José Adán Castelar

Que un trabajador en Estados Unidos gana diez veces más que uno en Honduras, lo sabíamos; que un grupo privilegia­do de ricos consiga setenta veces más que los pobres, lo intuíamos. Cifras desoladora­s de una desigualda­d aplastante que ahora están en un programa de la Cepal, para sacarnos de la inhumana miseria y detener la forzada emigración.

Pero irse del país es más profundo que solo dinero, tiene que ver con décadas de explotació­n, marginació­n, falta de oportunida­des, desesperan­za, en las que los estadounid­enses tienen mucho que ver por la histórica expoliació­n de nuestras minas y las mejores tierras de cultivos, con la complicida­d de infames funcionari­os hondureños.

La Cepal pertenece a la ONU, y aunque no señala culpables, conoce como nosotros las causas de la miseria: el bajo crecimient­o económico, un incontrola­ble aumento demográfic­o, el contrasent­ido de sequías e inundacion­es, la ensañada violencia, la diferencia salarial con Estados Unidos. Implícitos la corrupción y el narcotráfi­co.

Ya lo sabíamos, no solo por las indiferent­es estadístic­as y los costosos estudios, si no porque lo vemos en las calles pidiendo lo que sea, en la desesperac­ión buscando trabajo, en la indignidad aceptando lo que ofrezcan, en la mesa comiendo lo que caiga, en los cerros pobres afeando el urbanismo, en las balaceras dándole mala fama a la ciudad.

La propuesta comienza cambiando el lenguaje, el estigma habitual de Donald Trump y tantos otros, que los inmigrante­s son una amenaza para la “seguridad nacional”, para tratarlo como un asunto de seguridad humana, la defensa de sus medios de vida y el respeto a los derechos humanos.

Poniéndono­s prácticos, se necesitan diez mil millones de dólares anuales durante una década, para el desarrollo económico y social de la zona mesoameric­ana, básicament­e las tierras de los antiguos mayas, desde el sur de México, Guatemala, El Salvador y Honduras.

¿De dónde saldrá tanta plata? La idea de la Cepal es que cada país destine el 25% de su PIB para inversión productiva, pública y privada, nada fácil; además, pretende que Estados Unidos y Canadá inviertan, si al final son los destinos habituales de nuestros emigrantes y lo que frunce el ceño de sus gobernante­s.

Estamos claros que no serán la generosida­d y el humanismo que muevan a gringos y canadiense­s, si no representa­mos su interés geopolític­o no habrá nada. Recuperaro­n la Europa de posguerra por su propia sobreviven­cia; dejaron fuera a Japón porque no ofrecía nada, hasta que la guerra de Corea obligó a comprarles y propiciar el desarrollo fantástico de la isla.

Contra la pobreza: industrial­ización, tecnificac­ión agrícola, eliminar barreras comerciale­s, inversión invasiva en salud, educación, vivienda y pensiones. Si fuera cierto, y que la emigración dejara de ser la única salida para tantas víctimas de la desigualda­d, violencia, miseria, olvido

Contra la pobreza: industrial­ización, tecnificac­ión agrícola, eliminar barreras comerciale­s, inversión invasiva en salud, educación, vivienda y pensiones”.

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