Diario El Heraldo

Patricio Guzmán: Cómo contar la historia de Chile a través de su cordillera

Cine Evocando a la muralla de los Andes como testigo del pasado chileno, el director vuelve a su infancia y reclama menos inacción

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Hasta hace años, el cineasta tenía una percepción de que los chilenos poseían una memoria muy corta, pero ahora considera que una nueva generación comienza a comprender su pasado.

El chileno Patricio Guzmán vuelve a Cannes con el documental “La cordillera de los sueños”, un viaje

poético por los Andes para evocar la dictadura de Pinochet, pero también para empezar a hablar de sus recuerdos antes del exilio.

Tras la aclamada “Nostalgia de la luz”, sobre el desierto de Atacama y los desapareci­dos, y “El botón de nácar” (Oso de Plata al mejor guión en la Berlinale), en torno a los indígenas que vivían en las islas del extremo sur chileno, Guzmán cierra su trilogía con un retrato de la “columna vertebral” del país. En “La cordillera de los sueños”, proyectada fuera de competició­n, el cineasta chileno, de 77 años, se adentra en esa “muralla que divide al territorio” para abordar la represión de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Imágenes espectacul­ares de las cimas nevadas de los Andes, detalles minuciosos de rocas y brutales explosione­s volcánicas se entremezcl­an con entrevista­s a intelectua­les y con excepciona­les grabacione­s de archivo de los años convulsos que siguieron al golpe de Estado.

Observando la cordillera, y hablando con la gente sobre lo que opina de ella, “poco a poco surgió toda la historia de represión que Santiago ha tenido durante los 20 años de Pinochet, y luego el vacío, el vacío de tres o cuatro gobiernos democrátic­os que no han hecho más que aplanar la situación”, dice el director en una entrevista a la AFP.

El cineasta sigue el mismo estilo metafórico que en sus dos anteriores documental­es, en los que se sirvió de la aridez del desierto y de la vida acuática en las islas meridional­es para hablar de la historia chilena.

“La cordillera de los sueños” tiene sin embargo un componente más personal.

En él muestra los vestigios de la casa donde creció, “las ruinas de mi infancia”, imágenes suyas durante los días del golpe, cuando rodaba su famoso documental “La batalla de Chile”.

“Empiezo a contar mi propia vida. Con la gente metida en sus propios problemas, yo comienzo a hablar de mí. Qué pasó cuando yo era adolescent­e”, explica, precisando que esto ayuda a que “el relato fluya mejor”.

“Un país en construcci­ón”

Guzmán, afincado en París, recuerda en el documental que desde aquel golpe de Estado nunca volvió a vivir en Chile, aunque dedicó a su país toda su carrera.

Autor de una veintena de cintas, entre ellas “Salvador Allende” y “El caso Pinochet”, centrada en la detención del exdictador en Londres (requerido por un juez español), defiende el documental, un “género que exige mucho a la creativida­d espontánea” porque “se va completand­o a medida que avanzas y nunca se sabe para dónde”. “Es una manera de reflexiona­r”, concluye.

El cineasta tenía hace un tiempo la impresión de que Chile era un país “sin memoria” por no querer abordar el pasado. Ahora piensa que “hay una generación actual, de escritores, cineastas, sociólogos, profesores universita­rios que tienen plenamente claro que el país está en una situación de inacción enorme y que se empieza a analizar lo que el golpe significó”.

“Hay una sensación de estancamie­nto, de desesperac­ión y de angustia (...) Chile es un país en construcci­ón. Tienes la impresión que el golpe fue hace cinco o 10 años, no hace 40”, asevera.

Asegura, no obstante, que hay muchos jóvenes que sobresalen y que “son una garantía de que el dinamismo del país va a continuar”

El cineasta chileno se adentra en la muralla que divide al territorio.

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FILMES El cineasta Patricio Guzmán espera que la nueva generación chilena no olvide el pasado.

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