¿Dos Estados Unidos?
La periodista Amanda Mars, corresponsal de El País en Washington, D.C., ha publicado (29 de septiembre, versión digital), una entrevista comentada, de doble interés, que hizo al multimillonario Michael Blomberg, sobre la situación política de Estados Unidos.
Mars, aguda y reflexiva, siempre dice más de lo que escribe, y adoba sus comentarios con ironías refinadas. Blomberg posee 50 mil millones de dólares, que comenzó a ahorrar hace unos 40 años. Sin embargo es liberal, en el sentido de centro izquierda que dan al término en EUA. Es demócrata, y aunque también ha sido republicano, es filántropo militante y generoso, crítico de la desigualdad, defensor del aborto y de la causa gay, feroz enemigo político de Trump, desde antes que éste fuera presidente. Pero apoyó su reducción de impuestos, porque, dice, los impuestos altos desalientan la inversión, a nadie satisfacen, y es mejor que las empresas contribuyan directamente a reducir la desigualdad, con esfuerzos filantrópicos como los del propio Blomberg.
El inversionista estima que una de las más graves debilidades de EUA es que, al ahondarse la lucha radical entre los partidos políticos, sus líderes se han enemistado e incomunicado. Opina que la relación personal entre los políticos es indispensable para conducir a la nación sin provocarle fracturas irreparables.
Mars llama “verso suelto” a Blomberg, de seguro aludiendo a su condición solitaria entre los empresarios, y a su naturaleza múltiple y algo contradictoria. Es un símil realista, pues lo que pasa en aquel país, que afecta a todos los demás, es una tragedia digna de un poema épico. Aristóteles decía que la comedia es un género para los asuntos privados, en tanto que la tragedia lo es para los asuntos públicos.
Un artículo escrito en julio por John Blake, de CNN, apunta en la misma dirección que el de Mars, y podría inspirar algunos versos para ese poema. Tal división es antigua, dice Blake, y refleja dos EUA históricos. En uno, continúa, están los que diezmaron a los indios nativos, los que esclavizaron y explotaron a los negros, los intolerantes que agreden a los migrantes y a sus niños. En el otro, están las mayorías que continúan creyendo en los valores fundacionales del país, como crisol de pueblos, tolerante y abierto, pacífico y compasivo.
Esta columna ha comentado tal realidad histórica. Las dos visiones del país representaron, por un lado, una economía rural, conservadora, de plantaciones esclavistas, y por otro lado, una economía industrial, liberal y dinámica. Pero la Guerra Civil en que desembocaron las discrepancias no las resolvieron, y las dos culturas conviven en frágil armonía, que ha sido rota por la confrontación política de los últimos años.
Allá, como en todas partes, la frase “divide y vencerás” está más de moda que nunca. Pero siempre ha sido mal entendida. Se trataría de dividir a los ene1920;
En uno, continúa, están los que diezmaron a los indios nativos, los que esclavizaron y explotaron a los negros, los intolerantes que agreden a los migrantes y a sus niños”.
migos, no a los amigos, y menos aún a los compatriotas. Tal vez por eso algunos líderes quedan solos, pues a fuerza de tanto dividir llegan al uno, que ya no es divisible.
Divide y vencerás, pero no dividas tu casa, podría decir mejor. ¿No vale esto también para nuestros líderes políticos, que no conciertan ni ante peligros inminentes, porque no los dejan sus visiones municipales, sus prejuicios ideológicos y sus egos inflamados?