Llegar al fondo de la podredumbre
No puedo ocultar mi preocupación por las graves acusaciones vertidas por famosos capos de la droga en el juicio contra “Tony” Hernández en Nueva York. Como bien menciona el abogado Edmundo Orellana, más que acusaciones contra una persona concreta se trata de una denuncia a nuestra incapacidad como país para impartir justicia. Con independencia del resultado del juicio, quedan muchos hilos sueltos que requieren investigación y sobre todo deducción de responsabilidades. Me preocupa la postura de algunos centrada en la descalificación de los testimonios de famosos capos de la droga. Sería irresponsable descartar los nombres y las pruebas sin indagar. Otros destaparon la olla de podredumbre, pero somos nosotros los que pagamos las consecuencias de la negligencia culpable. Ante esto, la postura honesta sería reconocer los propios fallos y proceder a descubrir las colaboraciones por acción u omisión de políticos, jueces y policías que todavía están dentro del engranaje de justicia de Honduras. El mensaje de la Conferencia Episcopal de Honduras publicado el pasado 11 de octubre arroja luces sobre esta compleja situación que vive actualmente nuestro país. “Con profundo dolor constatamos cómo la lacra del narcotráfico”, como le ha llamado el papa Francisco, “que ha puesto fin a tantas vidas y que es mantenida y sostenida por hombres sin escrúpulos, es una realidad que ha permeado las instituciones de nuestro país y que, como consecuencia, ha derivado en un deterioro acelerado de la imagen de nuestra patria en el concurso de las naciones”. Las cientos de vidas reclamadas por el narcotráfico, la compra de voluntades y los resultados electorales amañados reclaman, como un deber grave, hacer las investigaciones y deducir responsabilidades. Basta con dejar un pequeño indicio de podredumbre para que los problemas no solo se mantengan sino que se agraven. El citado mensaje continúa: “Nada de lo que el narcotráfico ha logrado en nuestro país podría haberse alcanzado sin la colusión de órganos que, por razón de su ser, estaban llamados a defender la vida y proporcionar seguridad a todos”. Más que en intentar mostrar resultados del pasado, el gobierno se encuentra en la encrucijada de hacer evidente, y con hechos, si es verdadero el compromiso en la lucha contra el narcotráfico. Hace falta un compromiso de cero tolerancia con todos los implicados. Solo para mencionar uno de los casos que deja en evidencia la eficiencia de nuestro sistema de justicia, bastaría con mencionar el clamoroso caso “Pandora” donde están implicados conocidos personajes de la política. “Debemos admitir que en mucho de esto son culpables los políticos que han pactado con el crimen organizado, olvidando que la ética les obligaba ante todo a velar por el bien común y no por el beneficio personal o los de su grupo”. El mensaje de los obispos de Honduras resalta la culpabilidad de algunos que no han cumplido con su deber. El problema no son esos políticos desaprensivos que tienen su conciencia y sus manos manchadas de sangre. El verdadero problema es un sistema incapaz que deja en la impunidad sobre todo cuando los implicados gozan de los favores de los círculos de poder. Estamos en un momento crucial para nuestro país. En nuestras manos está salir del agujero en el que algunos nos han metido
Otros destaparon la olla de podredumbre, pero somos nosotros los que pagamos las consecuencias