Mensaje analítico y propositivo
La Conferencia Episcopal de Honduras, reunida en Tegucigalpa el 11 de los corrientes, recién ha emitido una opinión compartida por los obispos del país que, por su importancia y actualidad, debe constituirse en un mensaje de estudio y reflexión por parte tanto de gobernantes como de gobernados, por cuanto su contenido incide en nuestras vidas y destinos de manera directa, seamos adultos o jóvenes, acomodados o pobres, letrados o iletrados.
Su contenido aborda temáticas puntuales y dramáticas: narcotráfico, corrupción, impunidad, complicidad, exclusión social, migraciones, Código Penal, males crónicos que tienden a agravarse, asfixiando los alicaídos valores éticos que posibilitan la convivencia pacífica de la ciudadanía.
Este valioso y relevante documento apela a una transformación integral de las y los hondureños, más allá de su posición socioeconómica y filiación política, con adhesión al bien común, rescate de la moralidad pública, transparencia en el rendimiento de cuentas por parte de los funcionarios, legalidad, justicia, equidad. Es una excitativa sincera que no puede ni debe ser ignorada, so pena de llegar a convertirnos en un Estado fallido, atrapado en un laberinto sin salida.
Concluye con una nota de esperanza y fe en el destino nacional, con optimismo en el deseo de cambios profundos, en lo colectivo y lo individual, revelando el humanismo y patriotismo de sus signatarios, encabezados por el obispo de San Pedro Sula, monseñor Ángel Garachana Pérez.
Al igual que los obispos, otras organizaciones gremiales igualmente deben hacer sentir sus criterios, opiniones, conclusiones, respecto a los tiempos actuales, de suyo altamente preocupantes. La suma de estas propuestas deben incidir positivamente en un reencuentro con nuestra maltrecha patria, hogar común de todas y todos los que nacimos en su suelo