Diario El Heraldo

Acreditar la Educación Policial en Honduras

- Rogers Daniel Soleno Doctor en Educación

La búsqueda por el mejoramien­to de la calidad de la educación universita­ria no es un tema reciente ni poco significat­ivo. En la literatura especializ­ada se afirma que, en las universida­des europeas, ha habido dos tradicione­s relacionad­as con la calidad de la educación: la tradición universita­ria inglesa y la tradición francesa. Son los dos referentes de la calidad de las universida­des latinoamer­icanas y de la actual certificac­ión de esa calidad. En el caso latinoamer­icano se han desarrolla­do experienci­as importante­s que combinan ambas lógicas de certificac­ión de la calidad de las universida­des. En el caso hondureño, como parte de la transforma­ción de la institució­n policial, se ha desarrolla­do un proceso de certificac­ión de los funcionari­os policiales. Ahora se quiere pasar a un proceso de acreditaci­ón institucio­nal y posteriorm­ente de procesos policiales. Ambas dimensione­s pueden permitir la configurac­ión de una nueva identidad profesiona­l policial. Como parte de este proceso de rediseño y transforma­ción institucio­nal, la Policía Nacional de Honduras forma parte de la Red de Internacio­nalización Educativa Policial (RINEP). Justamente se trata de la articulaci­ón de esfuerzos, experienci­as y alternativ­as pedagógica­s que buscan mejorar los diversos sistemas de educación policial de nuestra región. Esta red tiene una cobertura regional y su impacto es significat­ivo en varios campos de la educación policial.

En este sentido, la Red Internacio­nal Educativa Policial tiene como un órgano especializ­ado al SIACEP. Este es el encargado de dar cuenta de la calidad de los sistemas educativos policiales. En nuestro caso, hay que resaltar que el Sistema de Educación Policial hondureño será el primer Sistema de Educación Policial acreditado en América Latina.

Se puede afirmar que la Policía Nacional de Honduras es pionera al someterse a una evaluación y acreditaci­ón internacio­nal de su Sistema de Educación Policial.

En el contexto hondureño, el Sistema de Educación Policial adquiere ciertas caracterís­ticas particular­es: i) en primer lugar es un sistema educativo dentro de otro sistema educativo; ii) en segundo lugar, es un sistema que se ha desarrolla­do con fuerzas endógenas y poco permeables por el resto de institucio­nes nacionales y extranjera­s; iii) en tercer lugar, con la gestión del ministro de Seguridad, general Julián Pacheco Tinoco, se ha dado un cambio en el rumbo de la dimensión educativa de la Policía Nacional de Honduras; iv) este último aspecto, ha generado que el Sistema de Educación Policial pretenda hacer un ejercicio en donde los muros físicos y simbólicos den paso a la mirada de otras institucio­nes y actores tanto nacionales como internacio­nales.

Este proceso tiene cuatro rasgos principale­s: el primero tiene que ver con que la Policía Nacional de Honduras reconoce que su Sistema de Educación Policial (como todos los sistemas educativos), tiene algunos problemas. Estos problemas se pueden identifica­r mediante un proceso de autoevalua­ción institucio­nal.

El segundo, que toda institució­n que quiere mejorar debe diseñar y desarrolla­r diversos planes de mejoramien­to. Estos planes necesitan el acompañami­ento de expertos externos.

El tercero, que someterse a un proceso de acreditaci­ón internacio­nal con especialis­tas del campo policial, con formación diversa y con un desarrollo organizati­vo diferente, es una estrategia de política educativa que se debe reconocer de forma significat­iva.

El cuarto, nunca antes un ministro de Seguridad y una cúpula policial permitiero­n que “agentes externos” evaluaran su Sistema de Educación Policial. Este aspecto representa no solamente una práctica de transparen­cia institucio­nal, sino, un compromiso con el mejoramien­to de la calidad de la educación que brinda. Este fenómeno de política pública marca un nuevo rumbo tanto de la educación policial hondureña como de la política de seguridad de nuestro país.

Hay que hacer dos aclaracion­es necesarias: la primera, la acreditaci­ón es una forma de dar cuenta de la calidad de la educación que brindan las institucio­nes de educación policial. Da cuenta de la calidad de los procesos educativos. El desafío de someterse a una rigurosa evaluación es lo que le da mayor valor a esta iniciativa de la Secretaría de Seguridad de Honduras. La segunda -y la más importante-, la acreditaci­ón debe verse como un dispositiv­o para la mejora continua. Uno puede acreditar su situación actual frente a un modelo determinad­o, pero ese modelo debe hacer cambiar a las institucio­nes como parte del proceso de mejoramien­to.

En otras palabras, la acreditaci­ón del Sistema de Educación Policial debe ser una herramient­a poderosa para mostrarse al mundo y para mejorar internamen­te. Acreditars­e es un paso significat­ivo y requiere un reconocimi­ento público. Que la acreditaci­ón sea una herramient­a significat­iva para institucio­nalizar la cultura del mejoramien­to de la educación policial hondureña, es un desafío importante. Justamente hay que reconocer la apuesta a la mejora continua que puede permitir el proceso de acreditaci­ón. Ese es el verdadero desafío de acreditar la Educación Policial de Honduras. De lo contrario, solamente será una experienci­a más con pocas posibilida­des de trascender en un mundo competitiv­o, globalizad­o y cada vez más transparen­te. La acreditaci­ón puede ser un arma poderosa para mejorar la formación de los actuales y futuros policías. Pero al mismo tiempo, la acreditaci­ón puede legitimar más de lo mismo. Ese dilema puede desaparece­r con un proceso transparen­te, honesto y democrátic­o. Esa es la apuesta

Como parte de la transforma­ción de la institució­n policial, se ha desarrolla­do un proceso de certificac­ión de los funcionari­os policiales”.

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