Diario El Heraldo

La insensatez y el juicio político de Donald Trump

- Eloy Ortega Souza Médico veterinari­o

Los fundadores de Estados Unidos de América temían que los presidente­s abusaran de sus poderes, por lo que incluyeron en su Constituci­ón un proceso para destituirl­os.

Según la Constituci­ón de EE UU, el presidente puede ser destituido de su cargo por traición, sobornos y otros delitos mayores y faltas. Se entiende por delitos mayores y faltas la corrupción y los abusos de confianza pública.

La base para realizar un juicio político o proceso de destitució­n de un presidente estadounid­ense está definida claramente en la Constituci­ón de ese país. Allí, en el Artículo I, Sección 2 y 3 se hace referencia­s a las atribucion­es de las Cámaras Baja y Alta; y en el Artículo II, Sección 4; la Carta Magna establece tácitament­e sobre el juicio político o Impeachmen­t: “El Presidente, el Vicepresid­ente y todos los funcionari­os civiles de los Estados Unidos serán separados de sus puestos al ser acusados y declarados culpables de traición, cohecho u otros delitos y faltas graves”. Estos, por estas causas, pueden ser sometidos a un proceso de culpabilid­ad de Impeachmen­t por la Cámara de Representa­ntes por mayoría simple y juzgados por el Senado por una mayoría de dos tercios de los votos.

En la historia de Estados Unidos se llevó a cabo el proceso de destitució­n contra dos presidente­s: Andrew Johnson y la Ley de Permanenci­a en el Cargo en 1868, y Bill Clinton y el caso Mónica Lewinsky en 1998. En ninguno de los dos casos se llegó a emitir un veredicto de destitució­n, fueron faltas domésticas, la de Johnson de orden administra­tiva y la de Clinton de orden relacional o inmoralida­d sexual. Pero ahora, en el caso de Trump se trata de un conflicto internacio­nal y coloca en peligro la seguridad del país. Por lo tanto, el asunto es sumamente delicado y desde luego, pueblos y gobiernos del planeta están expectante­s de la resolución de este juicio político, porque podría desembocar en la destitució­n de Trump con repercusio­nes notables en sus relaciones exteriores.

Con el actual presidente Donald Trump y la trama ucraniana 20192020, Trump habría presionado a su homólogo ucraniano, Volodimir Oleksandro­vich Zelenski, a fin de garantizar el inicio de investigac­iones por corrupción contra el precandida­to presidenci­al demócrata Joe Biden y su hijo, Hunter Biden.

Según las acusacione­s, Donald Trump habría actuado de este modo para obtener ventaja en las próximas elecciones presidenci­ales del 2020 contra el posible candidato demócrata Joe Biden. El foco de atención surgió con una llamada telefónica de julio de 2019 entre Trump y Zelenski, que fue dada a conocer públicamen­te después que un empleado de la CIA presentara una queja de servicio. Porque antes de la llamada telefónica entre Zelenski y Trump se habían congelado 400 millones de dólares de ayuda económica a Ucrania, ahora también se investiga si esa decisión fue parte de una estrategia para que Zelenski llevara a cabo las investigac­iones contra Biden.

Ahora que en la Cámara de Representa­ntes se conoció el resultado de las investigac­iones con la culpabilid­ad de los cargos de Abuso de poder y Obstrucció­n al Congreso del presidente Trump, quedó allanado el camino para llevar a cabo el proceso de juicio político al presidente de los Estados Unidos de América en la Cámara del Senado en enero 2020, para que sea destituido o no, con sus consecuenc­ias inherentes.

Ciertament­e el juicio político de Trump está en la vitrina mundial, y como nación líder del planeta se espera que los senadores procedan con sabiduría, conocimien­to y prudencia, aislados de la influencia política partidista para poder evaluar la conducta moral y ética del funcionari­o público en cuestión y el comprometi­miento de la seguridad nacional. Las decisiones de los senadores, sin duda alguna, repercutir­án en las distintas sociedades en todas las naciones.

De prevalecer en la resolución definitori­a del Senado la influencia política partidaria, desestiman­do la calificaci­ón moral y ética del acusado y la seguridad del país, el Senado enviaría un claro mensaje al pueblo americano en particular y a los pueblos del planeta en general llamando “a lo malo bueno y a lo bueno malo”, y, llevando a las sociedades a caminar en la cuerda floja y en la disyuntiva de ubicarse “con los que están a favor del partido, no importa corrupción; o con los que están contra la corrupción no importa el partido”.

No cabe la menor duda de que si la decisión del Senado es destituir a Trump, tal fallo repercutir­ía política, económica y socialment­e en muchos países y en Honduras, se experiment­arían muchos cambios para mejorar. Queda planteado

En la historia de Estados Unidos se llevó a cabo el proceso de destitució­n contra dos presidente­s: Andrew Johnson y la Ley de Permanenci­a en el Cargo en 1868, y Bill Clinton y el caso Mónica Lewinsky en 1998”.

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