Diario El Heraldo

En Taipéi, el cielo se une con la tierra

Ícono El diseño del edificio se asemeja a una caña de bambú y, según sus constructo­res, es tan estable como elástico

- Astrid Zambrano

OApenas percibo un pequeño tirón en el estómago y el elevador se abre de golpe. Frente a mí se exhibe el iluminado observator­io de la Torre Taipéi 101, el décimo rascacielo­s más grande del mundo.

Para escalar hasta el piso 98 experiment­é un subidón de adrenalina pura: entré a uno de los ascensores de pasajeros más rápidos del mundo, según los Récords Mundiales Guiness. En 37 segundos y a 382 metros de altura, una moderna ciudad de luces se impone bajo mis pies.

Al menos 100 pasos me separan de una vista panorámica 360, alucinante. Templos, monumentos, parques y autopistas, que destacan por sí mismos, me regalan una experienci­a visual que parece colocar los mismos cielos y la tierra directamen­te en mis manos.

Como llueve con furia en Taipéi me advierten que no puedo salir al mirador ubicado en la parte superior del rascacielo­s. Ahí una aguja que corona sus 508 metros de altura obliga a experiment­ar fuertes vientos que contrastan con las suaves curvas de las nubes, me explica un guía turístico, apesarado por el mal clima que azota a la ciudad.

Lo más interesant­e -hasta ahora- me coquetea desde el centro de la torre. Una bola gigante -que en realidad es un amortiguad­or eólico- con tonalidad oro se roba la atención de todos los visitantes. Al notar mi curiosa mirada, nuevamente el guía interviene y me explica que “la construcci­ón puede soportar los embates de la naturaleza”. La Torre Taipéi 101 fue diseñada para volverse un

“elástico” ante un terremoto de más de siete grados en la escala de Richter, una responsabi­lidad arquitectó­nica en una ciudad que registra actividad sísmica importante. Proporcion­ar estabilida­d a este rascacielo­s con 106 pisos (101 por encima del nivel del suelo y cinco subterráne­os) hizo necesario instalar 557 pilares de acero a 80 metros de profundida­d.

Ejemplo verde

Construir mejor ya no es una opción sino una obligación y Taiwán está un paso adelante. La Torre Taipéi 101 también es un gigante verde. El certificad­o LEED-EBOM Platinum (que se otorga a los líderes en eficiencia energética y diseño sostenible) lo acredita como el edificio ecológico más alto del mundo porque dispone de sensores que apagan la luz y el aire acondicion­ado cuando está vacío. También produce hielo con las bajas temperatu

ras nocturnas para refrigerar­se durante el día. Además, reduce el calor gracias a su innovador diseño en paredes y ventanas. Sus sistemas de reutilizac­ión de aguas y reducción de residuos lo convierten en un ejemplo para los rascacielo­s del futuro.

Simbolismo­s

La Torre Taipéi 101 no solo es silueta, imagen y espectácul­o, su primera función es ser contemplad­a y entendida como símbolo.

La cifra 101 apela al ideal de superación, puesto que sobrepasa el 100, el número de la perfección. Además el sistema binario de ceros y unos es representa­tivo de la tecnología digital. La estructura del rascacielo­s incorpora numerosos cuadrados y círculos que persiguen el equilibrio entre el yin-yang.

Los taiwaneses visitan el lugar para aprender más sobre su cultura. Mientras se recorre el observator­io y se alcanza a ver hasta el más lejano edificio, los visitantes pueden acceder, a través de pantallas táctiles, a informació­n más detallada sobre las áreas turísticas en todo el país. Para que el proceso sea más tecnológic­o, fácil e interactiv­o, basta con escanear los códigos QR que arrojarán artículos sobre la rica cultura e historia de Taiwán, en milésimas de segundos. El final del recorrido contempla una pasada obligatori­a por un pasillo repleto de galerías multimedia.

Al regresar al veloz ascensor, para el descenso y la despedida, noto que me voy enamorada mientras Taipéi susurra: “otra pequeña enamorada de los rascacielo­s”

La esbelta torre se impone en el centro de una ciudad moderna.

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EL SECRETO ANTISISMOS
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En la torre hay mascotas inspiradas en el péndulo dorado. Se llaman Damper Baby. EL SECRETO ANTISISMOS Un superamort­iguador está suspendido por gruesos cables que le permiten balancears­e en terremotos.
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El centro comercial reúne las marcas más top del mundo. La experienci­a es única.
El elevador ultrarrápi­do tiene una computador­a que indica la velocidad de ascenso y cómo se van recorriend­o El centro comercial reúne las marcas más top del mundo. La experienci­a es única.

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