Regueiro, del fútbol a una juguetería
El futbolista uruguayo dejó las canchas y ahora trabaja envolviendo juguetes
Mario Regueiro vuelve a sonreír. El que fuera jugador de Rácing de Santander, Valencia y Murcia dejó el fútbol y se dedica a trabajar junto a su mujer en una juguetería en Monbara tevideo tras superar una grave depresión. Después de abandonar España, Regueiro regresó a Sudamérica a afrontar la parte final de su carrera.
El drama de Regueiro arrancó en 2011 cuando dos sobrinos suyos fueron asesinados en un ajuste de cuentas. En 2013 otra sobrina suya falleció en un accidente de tráfico, lo que provocó que su hermana aca
suicidándose. El charrúa cayó en un pozo depresivo que le obligó a apartarse del fútbol y a ponerse en manos de especialistas para intentar recuperarse. “Cuando entré en la depresión no me di cuenta. Una vez que lo pude asimilar, ya estaba enfermo. No tenía ganas de salir a la calle, me quería encerrar, tirarme a la cama y ni ver a mi mujer ni a mis hijos.
Para mí no fue tan duro, pero los que estaban a mi alrededor la padecieron”, comenta el jugador en la entrevista a Olé.
Fueron dos años y medio de lucha que Regueiro logró superar. “Yo quería que mis hijos me vieran cerrar mi etapa en el fútbol dentro de una cancha y no en una clínica. En el momento en que me dieron el alta para mí fue una batalla Regueiro se retiró en Atlético Cerro y necesitaba ocupar su tiempo, se puso a trabajar como dependiente en la Juguetería Toy Feliz, que montó junto a su esposa. “Fue la mejor decisión que pude tomar. Me ayudó a salir adelante. A mantener la cabeza ocupada. Necesitaba matar el tiempo y no quedarme en casa. Pasé de patear pelotas a envolverlas para regalo”, bromeó