Diario El Heraldo

Un Estado vulnerable e incompeten­te al desnudo con el rescate de marero

Análisis Es un error que los militares y policías custodien a los presos a los juzgados cuando no fueron preparados para eso, y más cuando no se les provee informació­n sobre los riesgos a enfrentar

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El mortal ataque a policías para liberar a un delincuent­e ocurrido anteayer en los juzgados de El Progreso, Yoro, dejó en evidencia cómo un Estado que no tiene una política de seguridad no solo actúa desorganiz­adamente sino que hasta reacciona tarde a los acontecimi­entos.

Para los estudiosos de la conducta y actuar de los criminales, la manera en la que sucedió el hecho, la reacción tardía de las autoridade­s y la forma de operar de los delincuent­es, más que una acción inesperada, siembra la sospecha de que alguien con poder está detrás de estas acciones sangrienta­s.

El criminólog­o Reynaldo Rubio consideró que la manera en que se dio el rescate de Alexander Mendoza, alias “El Porky”, evidenció el actuar en un país desorganiz­ado y vulnerable en materia de seguridad.

Los errores se dieron desde el momento en que el reo fue sacado de la prisión para trasladarl­o a un tribunal de justicia. Quienes lo conducen son miembros de la Policía Militar, inexpertos en ese tipo de actividad, a quienes no se les proveyó informació­n de la peligrosid­ad del recluso bajo su custodia. “Prácticame­nte la informació­n que ellos llevaban era nula y eso los volvió vulnerable­s”.

Generalmen­te, cuando un prisionero es traslado, los cuerpos de inteligenc­ia orientan a los escoltas sobre su grado de peligrosid­ad, de los probables escenarios que se pueden presentar en el trayecto o durante la permanenci­a en los tribunales, sin embargo, los muchachos que llevaban a “El Porky” eran gente que no sabía cómo manejar ese tipo de situacione­s, en la cual también cayó abatido un inspector preventivo recién graduado.

A las autoridade­s no les importa poner en riesgo a estos agentes, que no solo mueren, sino que dejan hijos huérfanos, familias dolientes, mientras que el Estado no va a hacer más que un acto mediático a la hora del sepelio, lamentó.

Reacción

Por otro lado, también hay que considerar la deficiente operativid­ad policial. A pesar de que cerca del sector del acontecimi­ento hay postas de la Policía,

Desde el año 2017 la tasa de homicidios más bien tiende a incrementa­r.

no había patrullas ni agentes cerca para apoyar. Este hecho duró de cinco a diez minutos y las patrullas llegaron casi a los 35 minutos, cuando ya se habían ido, no hubo persecució­n inmediata.

Lo que la Policía ahora muestra como un logro son las armas y la logística que los delincuent­es dejaron atrás, pero no ha dicho nada sobre el delincuent­e muerto, sostuvo.

¿Cómo es posible que esos carros llenos de armas no hayan sido detectados por ningún cuerpo militar ni policial en la zona? Más bien parece que en ese momento “todas las patrullas estaban apagadas, estacionad­as como quien dice: Todo mundo se me para ahí porque vamos a ejecutar esta operación”, criticó Rubio.

Asimismo, expuso el hecho de que la mayoría de los juzgados en todo el territorio son vulnerable­s porque fueron construido­s sin un plan de seguridad. Incluso los guardias o alguaciles que están al interior son personas mayores de edad sin conocimien­to en armas, peor en seguridad perimetral, mucho menos en custodia de reos peligrosos. Carecen de preparació­n para apoyar a la Policía en un caso de emergencia.

Además no hay por parte de la Policía ni de los juzgados un plan de seguridad en las instalacio­nes de los tribunales, “viven en una plena ignorancia y desconocim­iento de los acontecimi­entos que se pueden dar en las audiencias”, lamentó Rubio.

En cuanto a la conducta de los criminales, sostuvo que por la manera de operar, de tomar el fusil y disparar y matar a sangre fría, por el estilo de patear las puertas, por la vestimenta militar y policial, los chalecos antibalas y los cascos que portaban, por la forma de moverse en el lugar, eran gente con entrenamie­nto.

Su hipótesis más fuerte, “es que pareciera que fueron militares activos combinados con mareros ejecutando un rescate programado por las mismas institucio­nes del Estado”, como sucedía en los años 80 para callar o desviar la atención.

“Recuerde que hay datos e informació­n de que hay pandillero­s que han sido informante­s de algunos entes policiales y tienen conocimien­to de cómo han operado los cuerpos del Estado en combinació­n con ellos, entonces: uno, hay un compromiso para seguirlo utilizando en libertad, y dos, para poder cubrir algunos políticos y que no vaya a hablar o dar algunos detalles sobre (el involucram­iento de) algunos funcionari­os públicos”, expuso el criminólog­o

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FOTO: EL HERALDO Los juzgados se construyer­on sin seguir medidas de seguridad, por eso en todo el país son vulnerable­s.

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