Callejas, hombre querido y criticado
Fenómeno Durante la década de los ochenta se convirtió en un fenómeno político que lo llevó al poder con una victoria absoluta en 1989. Al dejar la Presidencia denunció que era objeto de una persecución en medio de acusaciones por varios actos de corrupci
Querido por muchos y criticado por otros por su influencia en la política, por sus ejecutorias como gobernante y por su conducta ética, el expresidente Rafael Leonardo Callejas -quien falleció ayer- ya es parte de la larga lista de mandatarios que recoge la historia hondureña.
El exgobernante cobró notoriedad a mediados y finales de la década de los ochenta; pero ya había sido ministro de Recursos Naturales durante el gobierno militar de Juan Alberto Melgar Castro, esposo de Nora de Melgar. Era economista agrícola.
Hijo de Rafael Callejas Valentine y Enma Romero de Callejas, Rafael Leonardo -como se le conocía en el mundo de la política- fue un hombre de alta influencia, no solo en su Partido Nacional (del que fue un caudillo) sino en la política en general y en los grupos de poder.
Los nacionalistas más allegados hoy lamentan su partida. Y más la sienten porque se produce en el marco de una lucha mundial contra el coronavirus de la cual Honduras no se escapa. Callejas murió a los 76 años víctima de un paro cardíaco mientras esperaba en Estados Unidos la sentencia por su vinculación en los delitos de “asociación criminal y fraude”. Estos ilícitos estaban relacionados con sobornos a cambio de contratos por los derechos de transmisión y mercadeos de los partidos clasificatorios de la selección hondureña de fútbol cuya política fijaba en su condición de presidente de la Federación Nacional de Fútbol (Fenafuth).
Su carisma y su incursión
Callejas era un hombre carismático, de buen discurso y facilidad de expresión. En cierto momento una de sus principales críticas, la extinta presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) -que Callejas disolviógladis Lanza, llegó a expresar que Callejas era tan locuaz que a veces terminaba convenciéndola de lo que decía.
El también exdiputado y excandidato a designado presidencial en la fórmula que lideró Ricardo Zúñiga Agustinus (elecciones de 1981) surgió a la palestra política en 1985 encabezando un movimiento de rescate de su partido que había estado manipulado por el entonces presidente liberal Roberto Suazo Córdova. Tras un tenso período político conocido como “crisis institucional”, Callejas, que entonces tenía 42 años, participó en las elecciones que la historia conoce como “Opción B”. Mediante este esquema participarían “por esta única vez” varios candidatos presidenciales por cada partido (Nacional y Liberal) y al final el ganador de la contienda sería el partido que obtuviera internamente el mayor número de votos (sumatoria) y dentro de este partido el ganador sería el candidato más votado. Al hacer la suma, el Partido Liberal acumuló el mayor número de votos y el más votado de su partido fue José Azcona, que resultó electo segundo presidente del retorno constitucional.
Sin embargo, los nacionalistas no concibieron que individualmente Callejas les ganó a todos y no fue presidente.
Y los historiadores también dejaron constancia de este hecho. “Este extraño arreglo, improvisado bajo la presión de las circunstancias tenía que dar resultados desconcertantes. A pesar de haber sido el gran triunfador con 656,882 sufragios a su favor (41.3% de los votos escrutados) el nacionalista Rafael Leonardo Callejas Romero tuvo que ceder la presidencia al liberal José Simón Azcona Hoyo que había obtenido 424,358 votos o sea 26.6% de los electores”, destaca André-marcel en “Honduras, Emergencia difícil de una nación, de un Estado”.
Al interior de su partido, Callejas obtuvo el 93.7% de los 701,406 votos contra el 49.4% que registró a su favor Azcona de los 786,594 votos que acumuló su partido.
El “mal sabor de boca” de las elecciones de 1985 se convirtió en un “buen sabor a boca” en los comicios generales de 1989 celebrados el 26 de noviembre en las que Callejas participó como candidato presidencial contra el liberal Carlos Flores.
Con Callejas como fenómeno político, el Partido Nacional obtuvo 917,168 votos (50.9%) contra 776,983 (43%) del Partido Liberal representado por Flores. Según el sociólogo y analista Guillermo Molina Chocano, Callejas “absorbió buena parte de la nueva población votante constituida por jóvenes”. Otros analistas de la época atribuyeron el triunfo también al voto de la mujer y al de los independientes atraídos por “el cambio” prometido en la campaña política.
Como gobierno
Los analistas coinciden en gran número que como presidente (1990-1994) Callejas decepcionó porque impuso el neoliberalismo como modelo económico que hizo “más ricos a los ricos y más pobres a los pobres”.
Lo primero que hizo fue negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que concluyó con la aprobación de la Ley de Ordenamiento Estructural de la Economía. Esta ley trajo como consecuencia más impuestos y lo que muy pocos olvidan la devaluación de la moneda que cayó de una relación de dos lempiras por cada dólar a 4.30.
En su momento, la Conferencia Episcopal, citada por Marcel, dijo que “la reorganización de la economía exige muchos más sacrificios de parte de las clases medias y populares que de las clases favorecidas y de las grandes empresas”.´
Ante este mar de críticas y la de analistas, Callejas se defendió argumentando que “la depreciación del lempira ya era un hecho real, manteniéndose la tasa de cambio en forma artificial mediante los famosos Cetras”. Y agregaba: “No es cierto que causamos la inflación porque esta ya existía”. “Durante mi gobierno el PIB registró las tasas más altas de crecimiento, 4.9% en 1992 y 6.1% en 1993”, dijo en una carta reproducida por la “Revista Política”, del poeta Óscar Acosta. Callejas terminó su mandato bajo un rosario de denuncias de actos de corrupción lideradas por el expresidente liberal Carlos Roberto Reina (1994-1998), a quien Callejas acusaba de impulsar una campaña de “persecución política” en su contra. Este tema merece un capítulo aparte