La primicia del Covid-19
La alerta circulaba en todo el mundo y los televidentes, los radioescuchas, los blogueros, seguían a la expectativa y bajo el asombro acompañado de miedo, el mundo está bajo el dominio del mortal virus. En Honduras nadie pensaba que íbamos a lamentar el azote de los efectos de esta pandemia. Recuerdo que a inicios del mes de marzo se informó como última hora y último momento por varios noticiarios del supuesto primer caso de infección del coronavirus.
En el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa descendió un avión como los tantos que llegan a esa terminal aérea, en el que venía una señora presentando toda la sintomatología de ser infectada de esta mortal pandemia, pero tiempo después se descartó la noticia diciendo que era una “gripita”. Dicha señora venía desde la República de China-taiwán.
Esta información corrió más rápido que la misma pandemia, como es normal, los medios de comunicación, a través de sus reporteros, comunicadores sociales, sus camarógrafos y fotógrafos, se fueron rumbo a ese puerto aéreo para obtener de primera mano la primicia para informar con veracidad, objetividad y de forma imparcial los detalles de este evento noticioso que estaba siendo de sumo interés mundial, y ahora Honduras no era la excepción.
Aquí nadie de los que trabajan en estos informativos tomaron en cuenta las recomendaciones de alejamiento, cero muchedumbres y cuales mascarillas, se les olvidó; todos querían entrevistar de tú a tú a la sospechosa infectada, todos los rotativos querían el mejor ángulo del espacio y la mejor expresión, su rostro, obviamente la mejor fotografía, era la pelea de la portada.
En el imaginario colectivo se desplegó un ambiente de desconfianza aún más en las autoridades.
Se escucha decir esos datos no son reales el sistema de salud que desde tiempo atrás está colapsado y un gran brote de infectados no es conveniente a nivel de información.
Walter Santiago Rodezno LICENCIADO EN PERIODISMO