Diario El Heraldo

Redes fecales

- Darwin Ponce Presidente de Artículo 19 Honduras. Asociación de Educación y Protección del Consumidor y el Usuario

El 2 de septiembre de 2018, un alto prelado de la Iglesia Católica hondureña se refirió a las redes sociales como “redes fecales” porque, a su modo de ver, estas solo “transmiten basura”. Una verdad a medias, ciertament­e. Las redes, echadas al mar de las comunicaci­ones, no tienen culpa de lo que queda atrapado entre su tejido, el problema es de quien saca la red y dispone de su contenido, sin discrimina­r entre lo pescado. La democracia está fundamenta­da en derechos y uno de los más importante­s es el de la libertad de expresión. El artículo 19 de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos (de donde toma el nombre nuestra asociación) establece que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión, este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informacio­nes y opiniones, y el de difundirla­s, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Uno de estos medios de expresión son las redes sociales.

Estas mal llamadas “redes fecales” son las que a menudo exponen los actos corruptos de empleados públicos, ya que estos, por ley, están obligados a dar cuentas al público, aunque actos inconfesab­les los oculten bajo el manto de lo privado o con la ayuda de este sector. Son estas “redes fecales” las que traen a la superficie la hez contenida en el fondo de las ollas tapadas y escondidas en la cocina de la depravació­n estatal. Son estas “redes fecales” las que han contribuid­o a dar a conocer los actos abusivos de aquellos que han sido encomendad­os a proteger al ciudadano, al pobre y al menesteros­o. Son estas “redes fecales” las que han estado bajo constante ataque desde marzo de 1829, cuando el general Francisco Morazán Quezada trajo a Honduras la primera imprenta y, con ella, la era de las comunicaci­ones masivas en el país con la oportunida­d de leer opiniones nuevas y diferentes. Son esas opiniones diferentes, contrarias, verdaderas pero molestas, las que tienen bajo ataque a la libertad de expresión en Honduras y uno de los objetivos a controlar, regular y censurar son las odiadas “redes fesus En tiempos de excepción de libertades fundamenta­les, como es nuestro caso, la tentación de controlar la informació­n y el derecho de opinar se vuelve irresistib­le para los gobiernos, especialme­nte cuando las molestas “redes fecales” exponen al aire las partes vergonzosa­s de quienes abusan, motivados por la adrenalina generada por la sensación de poder e impunidad. La libertad de prensa y expresión en tiempos de crisis son más que necesarias en un ambiente donde la desinforma­ción genera muchas dudas y cuestionam­ientos. Necesitamo­s a toda costa protegerla­s y, de ser posible, multiplica­rlas. Porque las redes sociales, de acuerdo con el concepto cardenalic­io, lo que hacen es recoger las heces que otros producen y todos sabemos quiénes están usando la letrina

Las redes, echadas al mar de las comunicaci­ones, no tienen culpa de lo que queda atrapado entre su tejido, el problema es de quien saca la red y dispone de su contenido sin discrimina­r entre lo pescado”.

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