Diario El Heraldo

Hicieron una colecta para pagarle su primer sueldo: 150 lempiras...

Casi lo mandan de regreso a Coyoles Central; Héctor Acosta Romero fue su “padre” dirigencia­l...

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El mar, dicen por La Ceiba, amaneció triste, llorando, extrañando, pálido por la noticia: se fue una costilla de la ciudad, medio pulmón del Vida, se fue el hombre de la patada de mula, se fue el ídolo José Roberto el Macho Figueroa...

Un ídolo forjado en los campos bananeros de Coyoles Central, un ídolo que llegó solo a La Ceiba, un ídolo que tuvo su particular historia de éxito. “Un compadre del dirigente del Vida Héctor Acosta Romero mandó a su hijo para que lo probara el entrenador guatemalte­co Haroldo Cordón... pero en ese momento ya no había más presupuest­o para fichajes”, recuerda el periodista deportivo Rafael Velásquez, ícono de la radio nacional.

Ese cipote ya deslumbrab­a por su potente pegada y además en el mundo rojo empezaba a correr como pólvora el apodo que traía desde Olanchito: “Es un macho para pegarle”, contaba la leyenda que comenzó a escribir en los engramilla­dos de su barrio.

¿Pero cómo se quedó si ya no había presupuest­o? El presiisidr­o;

dente Felipe Spear había dado el OK para armar un equipo de respeto y en el primer plantel estaban los consagrado­s Enrique la Palanca Mendoza, Peter Blen Buchanan y Vicente Suazo, entre otros más...

“Entonces no había dinero para más fichajes”, rememora Rafa Velásquez; “pero don Héctor Acosta Moreno empieza a mover sus piezas y le pide a Felipe Spear que haga un esfuerzo para ficharlo: así, recibe el apoyo de un directivo de Islas de la Bahía que miró jugar a José Roberto Figueroa en los entrenamie­ntos y comienza una cruzada para que varios directivos asumieran una cuota mensual y poder cumplir con el salario del Macho: 150 lempiras mensuales”.

El club le tuvo fe y lo puso a estudiar en el instituto San

le daba casa y comida en la sede, una sede que fue construida cuando en 1982 Real Murcia depositó 105 mil dólares en la tesorería cocotera a cambio de llevarse a la joya catracha que había brillado en el Mundial de 1982. Al cipote que había debutado con 17 años en el cuadro cocotero le tocaron 30 mil dólares pero ni eso ni las miles de mallas perforadas cambiaron el rumbo a su personalid­ad: un tipo extroverti­do que incluso fue periodista deportivo y hasta entrenador en la Real Sociedad de Tocoa, un tipo que nunca perdió el piso. Gracias eternas, Macho...

 ?? FOTO: ARCHIVO ?? Histórica imagen del Macho Figueroa con la formación cocotera de 1982 que a la postre sería el rey del fútbol hondureño. El volante es el segundo de izquierda a derecha de los agachados.
FOTO: ARCHIVO Histórica imagen del Macho Figueroa con la formación cocotera de 1982 que a la postre sería el rey del fútbol hondureño. El volante es el segundo de izquierda a derecha de los agachados.

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