Volviendo a la “normalidad”
La pandemia del Covid-19 está creciendo en Honduras de manera exponencial en un escenario bastante complejo para la población que vive el día a día entre el temor de infectarse con la enfermedad y generar los ingresos para el sostenimiento de sus hogares.
Han pasado más de diez semanas desde que el gobierno ordenó el confinamiento de la población para contener la propagación del virus que ya hace estragos en la ciudadanía con más de 4,100 casos positivos, más de 180 muertos y las salas de los hospitales colapsadas.
En todo este tiempo, las repercusiones económicas han sido también devastadoras con empresas cerradas temporal o definitivamente, con más de 150,000 empleos suspendidos o cancelados, y muchos trabajadores en las calles y avenidas de las principales ciudades pidiendo una ayuda para alimentarse, y alimentar a sus familias.
Es desgarrador conocer las historias de hombres y mujeres que están viviendo a la intemperie porque no tienen dinero para pagar el alquiler de un lugar digno donde vivir y de niños y niñas pidiendo unos cuantos pesos para ayudar a sus padres con la manutención de sus hogares.
Los conductores de taxis están en las calles exigiendo un bono para comprar alimentos y que se les permita volver al trabajo de inmediato. En las mesas técnicas representantes del gobierno y los empresarios discuten los protocolos de bioseguridad que regularán de ahora en adelante las distintas actividades económicas a partir del próximo 1 de junio, fecha en la que se estaría echando a andar el plan de reapertura inteligente de la economía.
Es así que la sociedad se mueve lentamente hacia una “nueva normalidad” en la que -con o sin toques de queda- será prioritario mantener y observar todas y cada una de las medidas de protección y contención del virus que seguramente continuará acechando nuestra salud por muchísimo tiempo más