Dios, nuestra fortaleza
Cuando a nuestra vida llegan turbulencias, cuando nuestra vida está desordenada, cuando parece que no hay salida, cuando todas las puertas se nos cierran, cuando la enfermedad toca nuestra puerta queriendo entrar a nuestra casa, cuando los vientos soplan intensamente, cuando nos encontramos a la deriva, cuando la barca de nuestra vida está a punto de naufragar, cuando estamos en medio de la tempestad, cuando nada de lo que hacemos nos sale bien, es necesario y urgente aferrarse a la fe, es necesario confiar en nuestro Dios. Dios es la roca en la que debemos depositar nuestras cargas, Dios es el único que puede llevar nuestras dificultades, para nuestro Dios no hay nada imposible, él creó todo lo que existe. Nuestro Dios nunca nos va dejar solos, él está con nosotros en los momentos de dificultad, de angustia, de ansiedad; en los momentos de soledad, de enfermedad. Con solo rozar la punta del manto de nuestro Dios nuestro males desaparecen. El Dios creador de todo lo que existe está con nosotros. ¿Por qué tener miedo si el todopoderoso está de nuestro lado? Solo tenemos que buscarlo. “Clama a mi y yo te responderé”, nos dice nuestro bendito Dios. No hay tempestad o huracán o peste o necesidad que nos pueda hacer naufragar, pueden soplar los vientos, podemos estar en la noche más oscura de nuestras vidas o estar en medio de una peste destructora, pero siempre hay una esperanza y esa esperanza viene del cielo. El todopoderoso mandará callar el viento y hará que salga el sol y que el día vuelva a brillar. El Señor se pondrá como muro protector y no permitirá que ninguna enfermedad toque nuestros cuerpos. “Bendito eres mi Dios”. Mientras tenemos aliento tenemos esperanza. Las dificultades y los problemas no nos tienen que vencer. Recordemos que nuestro protector es el que creó todo lo que existe y nosotros somos su obra maestra, para rematar, somos imagen y semejanza del Creador. Nunca nos rindamos, hay que luchar, pero luchar confiando en nuestro Dios porque al final él es el que se encarga de luchar por nosotros “y él siempre gana las batallas porque él es poderoso e invencible. Santos Avelar Pacheco TEGUCIGALPA