Así pensamos los jóvenes
Ami corta edad, casi estoy en la capacidad de asegurar que son los mismos hondureños los que de alguna manera, por acción u omisión, le han hecho oprobios a esta patria, digna de mejor suerte; aún las generaciones jóvenes tienen culpa, pero todo redunda a la formación dada en casa y por ende la educación recibida en la escuela. Durante la crisis que estamos viviendo por la pandemia, han salido a luz las atrocidades y robos descarados cometidos por empleados y aliados nocivos con el propósito de robarse los escasos recursos del Estado. ¿Cómo es posible que haya gente (funcionarios y empleados públicos) tan llena de maldad? El pueblo hondureño está sufriendo de por sí con la pandemia, pero parte de este sufrimiento se encuentra en las manos del gobierno. Se están aprovechando del estado de vulnerabilidad en el que todos nos encontramos. Miles de hondureños han perdido sus trabajos a raíz de esta crisis y los funcionarios del gobierno no hacen nada para aliviarlos. Son egoístas y ladrones; esos no son líderes verdaderos. Me llena el corazón de tristeza saber que estos supuestos líderes han cavado un hoyo tan profundo que no se ve la luz de la superficie. ¿Cuándo se acabará el círculo vicioso de la codicia? Honduras ocupa nuevos líderes, íntegros y preparados. Pero, ¿cómo logramos cosechar estos líderes íntegros, honestos y preparados si debemos advertir que todo redunda en el sistema educativo que es víctima de la avaricia de los corruptos? Si ponemos nuestra vista en el Congreso Nacional nos damos cuenta que es conformado de malos hondureños que vorazmente se aumentan sus sueldos en lugar de mejorar el pago de maestros creíbles y preparados para que eduquen mejor y con bases de estricta moral a nuestros niños. A lo que vengo, con lo mencionado anteriormente es que nuestra Honduras ocupa un cambio drástico inmediato. No solo de los líderes, pero de toda la sociedad. Esta, está siendo corrompida por lo mismo que corrompe nuestro gobierno. Ocupa haber cambio. Ocupamos ser mejores ciudadanos. Ocupamos hondureños trabajadores y perseverantes que estén orgullosos de donde vienen. No nos merecemos el maravilloso país en el que hemos tenido la suerte de nacer. Lo estamos arruinando. El problema somos nosotros. Piensen en el futuro de Honduras, en el país que le están dejando a sus hijos. ¿Es esto lo que quieren para ellos? ¿En verdad son así de egoístas? Pueblo hondureño, me han defraudado. Me siento decepcionada de la sociedad que hemos creado. Definitivamente no nos merecemos a Honduras. Nuestra falta de amor hacia nuestra patria es el núcleo del problema. Aprendamos a amar a Honduras, a apreciar todas sus maravillas. Usemos este tiempo en casa para pensar en cómo podemos salvar el futuro de nuestra nación. En cómo podemos cambiar cada uno de nosotros para el bien de nuestro país. Honduras necesita cambio, y este cambio solo viene con acción de parte de cada uno de nosotros
Pueblo hondureño, me han defraudado. Me siento decepcionada de la sociedad que hemos creado. Definitivamente no nos merecemos a Honduras. Nuestra falta de amor hacia nuestra patria es el núcleo del problema”.