Es nuevo, es código y solo para algunos es penal
Con este paréntesis tenebroso que el coronavirus nos ha impuesto, la vida sigue, y sigue con los problemas y quejas que teníamos siempre, por eso se ha reavivado la protesta de diferentes sectores para que el nuevo Código Penal no entre en vigencia, porque sospechan, creen, argumentan, que sirve para proteger a unos cuantos.
No se trata solo del documento, sino que esos cuantos, particularmente diputados, hace tiempo derrocharon lo más valioso a que puede aspirar un funcionario decente: la confianza de la población, esa que les perdió el respeto y les ganó abominación. Claro, hay algunos honorables, pero cuesta encontrar uno fuera de corrupción, trampa, inoperancia o incapacidad.
“Código Penal de la Impunidad”, así llaman al documento que por ahora está de vacaciones (para seguir el latinismo vacatio legis), luego de posponerlo dos veces por las insuperables protestas de varias organizaciones nacionales y extranjeras, que no dudan en señalar a diputados corruptos que tienen en esta ley su tabla de náufrago.
El nuevo Código estaría vigente desde el pasado 10 de noviembre, la prórroga de seis meses lo extendió al 10 de mayo, aunque no sirvió para mucho, los signos de la impunidad se mantienen. Ahora quisieron aprovechar la confusión por la tragedia del virus, sin embargo, pudo más la protesta general, los diputados -ceñudos- lo aplazaron otros 45 días, hasta el 25 de junio.
Una de las quejas más notorias es que el nuevo Código es indulgente contra quienes cometan actos de corrupción, que las penas bajan insultantes para los que roben millones del erario, hasta confinarlos en sus casas, cárcel domiciliaria, algo así como estamos todos ahora, pero sin Covid-19.
También, los diputados que patrocinan implacables esta ley, son increíblemente benévolos con implicados en crimen organizado, específicamente narcotráfico, y no es que la gente sea malpensada, pero, bueno, alguna duda queda. Ellos -los legisladores defensores- dicen que solo es para hacer justicia y equilibrar las penas, en serio.
Como un infame contraste, este Código generoso con los corruptos y condescendiente con los violadores, arremete feroz contra la protesta en la calle y lacera la libertad de expresión, curiosamente cuando el mundo gira imparable en torno a las libertades individuales y a la manifestación pública como soporte de la democracia.
Pero a varios diputados ya no les importa lo que les digan, acusarlos de corruptos y narcos es una raya más para un tigre, y defienden con uñas y dientes este bodrio, porque les va la vida en ello. Pero el final, algo puede pasar.
Todo este combo de medidas, encubridoras para unos y fustigadoras para otros, propició una cascada de videos en redes sociales, en el que personajes con algún grado de presencia pública o personas comunes, explican su desacuerdo con la vigencia de la ley, y concluyen: “Este Código Penal da pena. Yo no lo apruebo”
Pero a varios diputados ya no les importa lo que les digan, acusarlos de corruptos y narcos es una raya más para un tigre, y defienden con uñas y dientes este bodrio”.