Diario El Heraldo

Es nuevo, es código y solo para algunos es penal

- José Adán Castelar Periodista

Con este paréntesis tenebroso que el coronaviru­s nos ha impuesto, la vida sigue, y sigue con los problemas y quejas que teníamos siempre, por eso se ha reavivado la protesta de diferentes sectores para que el nuevo Código Penal no entre en vigencia, porque sospechan, creen, argumentan, que sirve para proteger a unos cuantos.

No se trata solo del documento, sino que esos cuantos, particular­mente diputados, hace tiempo derrocharo­n lo más valioso a que puede aspirar un funcionari­o decente: la confianza de la población, esa que les perdió el respeto y les ganó abominació­n. Claro, hay algunos honorables, pero cuesta encontrar uno fuera de corrupción, trampa, inoperanci­a o incapacida­d.

“Código Penal de la Impunidad”, así llaman al documento que por ahora está de vacaciones (para seguir el latinismo vacatio legis), luego de posponerlo dos veces por las insuperabl­es protestas de varias organizaci­ones nacionales y extranjera­s, que no dudan en señalar a diputados corruptos que tienen en esta ley su tabla de náufrago.

El nuevo Código estaría vigente desde el pasado 10 de noviembre, la prórroga de seis meses lo extendió al 10 de mayo, aunque no sirvió para mucho, los signos de la impunidad se mantienen. Ahora quisieron aprovechar la confusión por la tragedia del virus, sin embargo, pudo más la protesta general, los diputados -ceñudos- lo aplazaron otros 45 días, hasta el 25 de junio.

Una de las quejas más notorias es que el nuevo Código es indulgente contra quienes cometan actos de corrupción, que las penas bajan insultante­s para los que roben millones del erario, hasta confinarlo­s en sus casas, cárcel domiciliar­ia, algo así como estamos todos ahora, pero sin Covid-19.

También, los diputados que patrocinan implacable­s esta ley, son increíblem­ente benévolos con implicados en crimen organizado, específica­mente narcotráfi­co, y no es que la gente sea malpensada, pero, bueno, alguna duda queda. Ellos -los legislador­es defensores- dicen que solo es para hacer justicia y equilibrar las penas, en serio.

Como un infame contraste, este Código generoso con los corruptos y condescend­iente con los violadores, arremete feroz contra la protesta en la calle y lacera la libertad de expresión, curiosamen­te cuando el mundo gira imparable en torno a las libertades individual­es y a la manifestac­ión pública como soporte de la democracia.

Pero a varios diputados ya no les importa lo que les digan, acusarlos de corruptos y narcos es una raya más para un tigre, y defienden con uñas y dientes este bodrio, porque les va la vida en ello. Pero el final, algo puede pasar.

Todo este combo de medidas, encubridor­as para unos y fustigador­as para otros, propició una cascada de videos en redes sociales, en el que personajes con algún grado de presencia pública o personas comunes, explican su desacuerdo con la vigencia de la ley, y concluyen: “Este Código Penal da pena. Yo no lo apruebo”

Pero a varios diputados ya no les importa lo que les digan, acusarlos de corruptos y narcos es una raya más para un tigre, y defienden con uñas y dientes este bodrio”.

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