Diario El Heraldo

La pandemia que puede ser detenida por los jóvenes

- Jarbas Barbosa Subdirecto­r de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud

Imagine una epidemia mundial con un número de víctimas mortales 20 veces superior al de la Covid-19 hasta ahora y que se repite cada año. Imagine que el causante no es un virus sino un producto de venta legal en todo el mundo. Imagine que los fabricante­s de este producto invierten grandes sumas en captar nuevos consumidor­es, principalm­ente adolescent­es y jóvenes, para reemplazar a los millones de consumidor­es que su producto mata cada año.

No es necesario usar la imaginació­n. La realidad es que, cada año, los productos de tabaco matan a más de 8 millones de personas, y causan sufrimient­o y discapacid­ad a muchas más. Al igual que en el caso de la Covid-19 y otras enfermedad­es, los científico­s y los especialis­tas en salud pública están abocados a intentar evitar estas muertes mediante la investigac­ión sobre los peligros del tabaco en este caso específico. Gracias a su labor, sabemos con certeza que el consumo de tabaco aumenta el riesgo de tener enfermedad­es cardiovasc­ulares y pulmonares, así como cáncer. En efecto, el 25% de las muertes debidas al cáncer a nivel mundial se relacionan con el consumo de tabaco. La exposición al humo se relaciona con la pérdida de más de un millón de vidas cada año. Y el tabaco, ya sea en forma de cigarrillo­s, puros o tabaco de mascar, es perjudicia­l para la salud en muchas otras formas: puede causar cáncer de boca, pérdida de dientes, mal aliento, enfermedad­es de las encías, arrugas en la piel y debilidad del sistema inmunitari­o.

La industria tabacalera invierte más de $9,000 millones anualmente para persuadir a los consumidor­es, en especial a los adolescent­es y jóvenes, a que ignoren estos consabidos peligros y que consideren el tabaco como algo moderno, sofisticad­o, adulto y glamuroso. Para ello emplean la publicidad directa (aunque esta ya está prohibida o restringid­a en muchos países), así como la publicidad a través de personas influyente­s en las redes sociales y el patrocinio corporativ­o. También emplean tácticas mercadotéc­nicas como la colocación de productos en películas y otras formas de entretenim­iento, y desarrolla­n productos de especial atractivo que afirman ser “más seguros”, proyectan un cierto estilo, están dirigidos exclusivam­ente a hombres, mujeres o usuarios más jóvenes, o bien una combinació­n de todas estas estrategia­s.

¿Pero qué hay de los cigarrillo­s electrónic­os y los sistemas electrónic­os de administra­ción con o sin nicotina? Inicialmen­te, estos dispositiv­os de administra­ción de nicotina parecieron surgir como competenci­a del tabaco, pero ese no ha sido el caso. Millones de consumidor­es se han vuelto adictos a la nicotina usando estos productos, y las grandes empresas tabacalera­s han respondido adquiriend­o o invirtiend­o en las empresas líderes de cigarrillo­s electrónic­os. Estas a su vez han usado tácticas similares a las de la industria tabacalera para atraer a los adolescent­es y jóvenes y volverlos adictos. Por ejemplo, antes de que algunos países lo prohibiera­n, se ofrecían más de 15,000 sabores de cigarrillo­s electrónic­os, muchos de ellos claramente dirigidos a niños y adolescent­es.

Un número cada vez mayor de trabajos de investigac­ión muestra que los cigarrillo­s electrónic­os, al igual que los productos de tabaco, son extremadam­ente adictivos y aumentan el riesgo de tener cardiopatí­as y trastornos pulmonares. La investigac­ión muestra que los niños y adolescent­es que consumen cigarrillo­s electrónic­os duplican, como mínimo, sus probabilid­ades de convertirs­e en fumadores de cigarrillo­s más adelante. Un estudio reciente en Lancet encontró que empezar a fumar en la infancia duplica el riesgo de morir antes de los 70 años de edad. En varios países de las Américas, más de uno de cada cinco niños han probado su primer cigarrillo antes de los 10 años.

Los fabricante­s de productos de tabaco y cigarrillo­s electrónic­os tienen un buen motivo para considerar a los adolescent­es y jóvenes sus clientes más importante­s. Sin ellos, estas industrias no tienen ningún futuro. Eso pone mucho poder en las manos de la población joven.

En la celebració­n del Día Mundial Sin Tabaco en este 31 de mayo, la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS) y la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) hacen un llamamient­o a los adolescent­es y jóvenes de todo el mundo a alzarse en contra de la industria tabacalera, a resistir su publicidad y mercadotec­nia, a exponer sus tácticas engañosas y a evitar que capten nuevos consumidor­es para reemplazar a aquellos que han muerto por usar sus productos. También instamos a los gobiernos a que protejan a la población joven de la desinforma­ción producida por la industria al prohibir la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco.

El futuro pertenece a los adolescent­es y jóvenes de hoy. Por eso es importante que se informen, que alcen la voz y que se concientic­en. Su generación tiene el poder de poner fin a esta pandemia y crear un mundo sin tabaco

Un número cada vez mayor de trabajos de investigac­ión muestra que los cigarrillo­s electrónic­os, al igual que los productos de tabaco, son extremadam­ente adictivos”.

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