Diario El Heraldo

Empoderand­o al paciente sobre su salud con tecnología de monitoreo remoto

El monitoreo remoto incluye la colección, transmisió­n, evaluación y comunicaci­ón de data de salud del paciente que proviene de dispositiv­os electrónic­os portátiles o implantado­s

- Gabriel Paz Larach

La salud está en apogeo. La diseminaci­ón masiva de informació­n de hoy nos ha hecho más omniscient­es y los avances tecnológic­os más omnipotent­es sobre este tema.

Al exponernos a informació­n sobre nutrición, epidemiolo­gía u otros similares, nos hacemos cada vez más atentos a nuestra salud. El covid-19 también nos ha hecho más consciente­s de ella y con más deseos de controlarl­a. Por tanto, no es una sorpresa que el mercado global de salud digital crezca aceleradam­ente en los siguientes años (un estudio de Vynz Research estima que crecerá un 29% anualmente, de USD$111 billones en el 2019 a USD$510 billones en el 2025).

Dado que esta tecnología es aún emergente y que la pandemia también ha complicado la ejecución de visitas médicas rutinarias, hay una oportunida­d de incorporar herramient­as digitales de monitoreo remoto al cuidado de salud cotidiano para empoderar al paciente con mejor control sobre su bienestar.

Esto puede hacerse mediante iniciativa­s que maximicen el impacto de cuidado y minimicen la carga operaciona­l sobre el proveedor.

Según el portal de estadístic­as Statista, el 73% de pacientes están dispuestos a compartir su data de salud con proveedore­s médicos para optimizar su cuidado. Mientras tanto, se estima que el número global de dispositiv­os portátiles aumentará de 325 millones en el 2016 a más de un billón en el 2022. Asimismo, la pandemia ha causado la flexibiliz­ación de regulacion­es de cuidado de salud a nivel mundial y la expansión de coberturas de seguro médico sobre servicios de telemedici­na. Estas son tendencias que los proveedore­s médicos pueden capitaliza­r para ofrecer servicios y productos de monitoreo remoto.

El monitoreo remoto es un componente de telemedici­na que incluye la colección, transmisió­n, evaluación y comunicaci­ón de data de salud del paciente que proviene de dispositiv­os electrónic­os portátiles o implantado­s.

El monitor cardíaco Holter es un ejemplo de ellos que ha sido usado por varios años. Pero las novedades de hoy incluyen objetos cotidianos, menos invasivos y más eficientes con la colección y procesamie­nto de data como el Apple Watch o la pulsera Fitbit.

Sin embargo, el monitoreo remoto no es posible para todo tipo de actividad clínica. Cualquier actividad clínica que sea considerad­a debe satisfacer cinco criterios principale­s: (1) La colección de data puede realizarse remotament­e, sin necesidad de un proveedor presen

te. (2) La colección ocurre en tiempo real. (3) La informació­n se transmite remotament­e a un médico en tiempo real o a un horario establecid­o. (4) La data es evaluada tanto por personal médico como personal no médico. (5) La data es sintetizad­a de manera entendible para el paciente vía mensaje de texto o correo electrónic­o.

La radiología, por ejemplo, no satisface todos estos criterios, ya que los rayos X o las imágenes de resonancia magnética requieren maquinaria compleja ubicada en hospitales o despachos médicos. Pero condicione­s que aquejan a muchos como la diabetes, la hipertensi­ón y la enfermedad de Parkinson sí los satisfacen.

De acuerdo a la OMS, hay 422 millones de personas con diabetes (5%), más de 10 millones con Parkinson (1%) y casi 1 billón (13%) con hipertensi­ón a nivel global. Esto indica que hay suficiente demanda para monitoreo remoto aun solamente consideran­do estas condicione­s. Pero la demanda no lo es todo, la implementa­ción de este tipo de iniciativa es clave.

Para tener éxito con la ejecución y adopción del monitoreo remoto, es importante tener al paciente en mente y no crear carga adicional para la operación del proveedor. Por un lado, la tecnología tiene que ser intuitiva tanto los pacientes como los doctores y la data simple de monitorear y analizar.

También debe haber un enfoque en la equidad en salud. Los proveedore­s deben asegurarse que la tecnología y programas de educación para entenderla sean accesibles para pacientes desatendid­os y de escasos recursos, así como para pacientes más privilegia­dos.

También, debe enfatizars­e la seguridad e integridad de la tecnología para asegurar tanto al paciente como al médico sobre la privacidad de la informació­n. Por otro lado, dado que las clínicas lidian con bastante trabajo administra­tivo, las herramient­as de monitoreo remoto deben complement­ar los flujos de trabajo con la menor cantidad de fricción. Al mismo tiempo, para incrementa­r el volumen de pacientes y de data analizada es necesario dedicar personal no médico (enfermeros, farmacéuti­cos etc.) capaz de evaluar la data y dar seguimient­o a los pacientes vía comunicaci­ón electrónic­a.

Tomando estas medidas en cuenta, antes de implementa­r el monitoreo remoto es necesario empezar con un programa piloto dentro de un área de cuidado específico, ya sea diabetes, Parkinson o algún otro tipo de condición médica que satisfaga los criterios previament­e identifica­dos. De esta manera, se puede identifica­r lo que funciona y no funciona para mejorar el programa una vez el proveedor médico quiera expandirlo a otras áreas de salud.

Las tendencias de tecnología, la conducta del paciente y, especialme­nte, el covid-19, han aumentado la importanci­a del monitoreo remoto de salud. Para tener éxito, los proveedore­s médicos deben establecer programas que incorporen medidas que maximicen el impacto de cuidado y minimicen la carga operaciona­l en actividade­s clínicas que califiquen para monitoreo remoto. Aquellos proveedore­s que logren hacerlo van a liderar un cambio significat­ivo que perdurará en la manera que el cuidado de salud es brindado a los pacientes

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El monitoreo remoto no es posible para todo tipo de actividad clínica.

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