Recuento de daños
Se termina el año más oscuro para todos los que habitamos en este mundo. No es que la humanidad no haya sufrido calamidades, pero en el último siglo no se había vivido una enfermedad tan despiadada. Enero. La primera caravana de compatriotas en el 2020 salió una madrugada de SPS. Unos 1,000 migrantes huyeron de la falta de oportunidades, la violencia y corrupción. Febrero. La OMS declaró al coronavirus como el “enemigo público número uno” del mundo. Marzo. El director de Invest-h, Marco Bográn, pagó sin ninguna garantía $47,500,000 (1,168,500,000), para la adquisición de siete hospitales móviles, en un proceso lleno de corrupción e impunidad. Abril. Una Semana Santa de silencios, calles abandonadas y los pocos peatones con miedo. Mayo. La ministra de Salud dijo: “Hay que ser creativos para hacerle frente a la pandemia”, en respuesta a la población que exigía mascarillas. Junio. Funcionarios de Salud anunciaron que el presidente Hernández había sido hospitalizado después de dar positivo por el covid-19, pero el escepticismo expresado por el pueblo fue más rápido que la presunta enfermedad, que en realidad parecía más un fraude como a los que ya nos tiene acostumbrados. Julio. El CN puso en vigencia un nuevo
Código Penal que disminuye las penas en casos de corrupción y narcotráfico, para facilitar aún más la impunidad con que opera el crimen organizado en este país de absolutos canallas. Agosto. Un grafiti con la leyenda: ¿Dónde está el dinero?, le estorbó al poder establecido y lo borró; satisfechos de su “hazaña”, los personajes cuestionados ya podrían respirar en “paz”. Si hay algo que les estorba a estos especímenes es verse retratados en las calles, mas no en sus actos deshonrosos. Septiembre. El personal sanitario se enfrentó a dos problemas comunes: atender a los enfermos de covid-19 sin conocer el virus y miserables recursos. Encima, la inoperante y “velocísima” respuesta del Gobierno que aún está leyendo el manual: Cómo armar un hospital sin morir en el intento. Octubre. Érase una vez, una joven y bella llamada Honduras que enfermó de covid-19; su madrastra inventó un largo cuento donde aún no encuentra los tornillos de los hospitales móviles que compró, mientras tanto, ya se solicitaron 232 millones de lempiras más para una deuda con proveedores de bienes y servicios que dejó un rastro en la escena del derroche y delitos. Noviembre. Una catástrofe humanitaria dejó el ciclón Eta. Una semana después, cayó un huracán más devastador, Iota, que entró con toda su fuerza sin dejar en pie ninguna esperanza de recuperación en zonas que mantienen la economía, que históricamente han sido abandonadas por los gobiernos y que remató con una inoperancia escandalosa y una corrupción paralizante sobre las espaldas de los hondureños. Diciembre. Santa no vino del Polo Norte, sino de los oscuros pasadizos de la justicia que le puso alfombras desde un Tribunal de Sentencia en materia de corrupción, que dando abrazos y regalos a sus nietecitos, declaró absolución total de responsabilidad penal a los 14 exdirectivos del IHSS. Mientras tanto, en Honduras se están haciendo cálculos de ganancia con vacunas milagrosas para clemencia del pueblo en las elecciones del 2021. Si Dios, y aquel que dijimos, así lo quieren
Se termina el año más oscuro para todos los que habitamos en este mundo”.