Diario El Heraldo

Recuento de daños

- Gabriela Castellano­s Abogada

Se termina el año más oscuro para todos los que habitamos en este mundo. No es que la humanidad no haya sufrido calamidade­s, pero en el último siglo no se había vivido una enfermedad tan despiadada. Enero. La primera caravana de compatriot­as en el 2020 salió una madrugada de SPS. Unos 1,000 migrantes huyeron de la falta de oportunida­des, la violencia y corrupción. Febrero. La OMS declaró al coronaviru­s como el “enemigo público número uno” del mundo. Marzo. El director de Invest-h, Marco Bográn, pagó sin ninguna garantía $47,500,000 (1,168,500,000), para la adquisició­n de siete hospitales móviles, en un proceso lleno de corrupción e impunidad. Abril. Una Semana Santa de silencios, calles abandonada­s y los pocos peatones con miedo. Mayo. La ministra de Salud dijo: “Hay que ser creativos para hacerle frente a la pandemia”, en respuesta a la población que exigía mascarilla­s. Junio. Funcionari­os de Salud anunciaron que el presidente Hernández había sido hospitaliz­ado después de dar positivo por el covid-19, pero el escepticis­mo expresado por el pueblo fue más rápido que la presunta enfermedad, que en realidad parecía más un fraude como a los que ya nos tiene acostumbra­dos. Julio. El CN puso en vigencia un nuevo

Código Penal que disminuye las penas en casos de corrupción y narcotráfi­co, para facilitar aún más la impunidad con que opera el crimen organizado en este país de absolutos canallas. Agosto. Un grafiti con la leyenda: ¿Dónde está el dinero?, le estorbó al poder establecid­o y lo borró; satisfecho­s de su “hazaña”, los personajes cuestionad­os ya podrían respirar en “paz”. Si hay algo que les estorba a estos especímene­s es verse retratados en las calles, mas no en sus actos deshonroso­s. Septiembre. El personal sanitario se enfrentó a dos problemas comunes: atender a los enfermos de covid-19 sin conocer el virus y miserables recursos. Encima, la inoperante y “velocísima” respuesta del Gobierno que aún está leyendo el manual: Cómo armar un hospital sin morir en el intento. Octubre. Érase una vez, una joven y bella llamada Honduras que enfermó de covid-19; su madrastra inventó un largo cuento donde aún no encuentra los tornillos de los hospitales móviles que compró, mientras tanto, ya se solicitaro­n 232 millones de lempiras más para una deuda con proveedore­s de bienes y servicios que dejó un rastro en la escena del derroche y delitos. Noviembre. Una catástrofe humanitari­a dejó el ciclón Eta. Una semana después, cayó un huracán más devastador, Iota, que entró con toda su fuerza sin dejar en pie ninguna esperanza de recuperaci­ón en zonas que mantienen la economía, que históricam­ente han sido abandonada­s por los gobiernos y que remató con una inoperanci­a escandalos­a y una corrupción paralizant­e sobre las espaldas de los hondureños. Diciembre. Santa no vino del Polo Norte, sino de los oscuros pasadizos de la justicia que le puso alfombras desde un Tribunal de Sentencia en materia de corrupción, que dando abrazos y regalos a sus nietecitos, declaró absolución total de responsabi­lidad penal a los 14 exdirectiv­os del IHSS. Mientras tanto, en Honduras se están haciendo cálculos de ganancia con vacunas milagrosas para clemencia del pueblo en las elecciones del 2021. Si Dios, y aquel que dijimos, así lo quieren

Se termina el año más oscuro para todos los que habitamos en este mundo”.

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