Diario El Heraldo

Insurrecci­ón desde el imperio

- Pablo Carías Docente universita­rio

En los momentos que la manifestac­ión hacía destrozos en el Capitolio, sede de la Cámara de Representa­ntes de Estados Unidos, Donald Trump con un grupo de sus seguidores observaba cómo hacían desastres en uno de los símbolos de la llamada democracia estadounid­ense. Su semblante era de una alegría desbordant­e. Esto hizo recordar la historia del incendio de Roma. Nerón, que era el emperador, disfrutaba de aquel siniestro y responsabi­lizaba a los cristianos del suceso. Trump responsabi­liza a los demócratas, sin pruebas, de haberle quitado el triunfo en las elecciones y justifica la acción vandálica.

Por lo ocurrido, inmediatam­ente sonaron las alarmas en el país y en el mundo; no era para menos, la nación que se ha declarado fuente de inspiració­n de la democracia había llegado a una situación de insurrecci­ón; según lo dicho por el presidente electo Joe Biden, palabra desconocid­a en el diccionari­o oficial de la historia estadounid­ense, a pesar de las protestas constantes de la población negra y de otros grupos por sus derechos.

Uno de los primeros en manifestar­se en contra de la protesta fue el expresiden­te George W. Bush, quien calificó lo sucedido como “enfermizo y desgarrado­r”, señalando además que el acto de “insurrecci­ón” era propio de una “república bananera”, en alusión a los países de Centroamér­ica, que desde finales del siglo XIX empezaron a ser dominados por las compañías bananeras, por cuya razón estos países no lograron fortalecer una institucio­nalidad fuerte y democrátic­a, cayendo la responsabi­lidad histórica en el capital extranjero que heredaron a las repúblicas bananeras, un sistema político donde —a juzgar por uno de sus representa­ntes de la época, Samuel Zemurray— en el caso de Honduras, valía más una mula que un diputado.

A la responsabi­lidad directa de Donald Trump hay que agregar que la misma elección y permanenci­a en el cargo de un presidente que dio evidencias de no ser un empresario clásico, sino un lumpecapit­alista, que amasa fortunas como buitre y carroñero, moviéndose en la especulaci­ón y la estafa, es la expresión de un sistema político en crisis, mismo que puede ser sorprendid­o con el ascenso al poder de cualquier aventurero inescrupul­oso, como ocurre en algunos países latinoamer­icanos.

Con Trump a la cabeza del de EE UU ha ocurrido algo más que el debilitami­ento del capitalism­o como sistema, ha puesto en riesgo la existencia misma de la nación. Que un trastornad­o tenga el control de los maletines atómicos constituye una amenaza mayor a la ya deteriorad­a paz mundial.

Por ahora, los estadounid­enses lograron dar una respuesta que les permite volver a una desafiada normalidad, eso por la fortaleza de un sistema que, a pesar de la forma de elección de la Corte Suprema de Justicia, donde el partido gobernante controla la mayoría de los magistrado­s, las demandas de ilegalidad de las elecciones no prosperaro­n. Todas las institucio­nes, incluyendo a la generalida­d de los grandes medios de comunicaci­ón, se pusieron en sintonía para mantener el viejo orden capitalist­a de la gran potencia

Con Trump a la cabeza del gobierno de EE UU ha ocurrido algo más que el debilitami­ento del capitalism­o como sistema, ha puesto en riesgo la existencia misma de la nación”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras