Un retroceso en la infraestructura vial
Viajar por la carretera que conduce de la ciudad de La Paz a Marcala, o viceversa, es como retroceder en el tiempo. A los años de las mulas y de los bueyes. La capa asfáltica ya casi desapareció a lo largo de los 66.5 kilómetros de recorrido.
De aquella carretera que se construyó entre 1985 y 1987 —en los gobiernos liberales de Roberto Suazo Córdova y Simón Azcona— solo quedan enormes baches difíciles de eludir.
El pésimo estado en que se encuentra actualmente es un parámetro para calificar los gobiernos que ha tenido el país en las últimas tres décadas.
Marcala y los pueblos de la sierra forman parte de una de las zonas de mayor producción de café en el país. Su producto es un referente en el mercado internacional, donde no solo ha sido certificado, sino también premiado.
La continuidad del deterioro de esta carretera es casi un hecho, lamentablemente en las últimas décadas el departamento de La Paz ha contado con una pacotilla de políticos liberales, nacionalistas y de Libertad y Refundación que se olvidaron de sus obligaciones como representantes de su pueblo.
Incluso algunos de ellos, para no ver la calamidad en que se encuentra la carretera, prefieren viajar a Marcala en helicóptero; por otro lado, los alcaldes de los municipios por donde pasa el tramo carretero también se acomodaron a una burocracia improductiva y no exigen la reparación de la vía.
Devolverle a los marcalinos una infraestructura vial en buenas condiciones, no parchada, es una obligación gubernamental; ignorar esta responsabilidad solo demostraría que la clase política no ha entendido que el desarrollo y el progreso comienza por proveerle a los pueblos óptimas vías de comunicación que les permitan comunicarse y movilizarse para sacar sus productos a los mercados.
La reconstrucción total de la carretera de La Paz a Marcala debe ser una prioridad en este o en el otro gobierno