Sucesos
Pruebas Las evidencias encontradas hasta el momento vinculan a los tres agentes y al oficial de la Policía en el crimen
El proceso de investigación realizado por la institución policial permitió demostrar la participación de cuatro miembros de la Policía Nacional en un asesinato cometido en el norte del país, corroborando testimonios y evidencias recopiladas en las últimas horas.
Estos y otros detalles fueron hechos públicos por parte de la Secretaría de Seguridad, al aceptar la participación de cuatro uniformados en el desaparecimiento físico de Wilmer Rigoberto Posas Ríos.
Los elementos del orden acusados son el subinspector de Policía David Rafael Izaguirre Martínez (25) y los agentes de escala básica Luis Fernando Matute (21), Ronald Ovidio Mendoza Martínez (29) y José Israel Ramos Pérez (36).
Crimen
El joven de 25 años de edad fue hallado muerto la mañana del lunes en una zona boscosa conocida como La Laguna, sobre la carretera hacia La Ceibita, en Quimistán, Santa Bárbara.
Wilmer Posas fue capturado por un grupo de siete policías —según sus parientes— alrededor de las 7:10 de la noche del sábado 16 de enero, en la colonia Ojo de Agua, en la aldea Cofradía de San Pedro Sula. Los uniformados andaban en la patrulla policial con registro PN-127, al mando del oficial David Izaguirre y en compañía de los agentes Luis Matute, Ronald Mendoza y José Ramos.
Sin ninguna explicación, ni orden judicial que justificara el arresto, los policías sacaron de su vivienda a Wilmer Posas y salieron de la zona, presuntamente con dirección a la sede policial de Cofradía.
Por temor a que pasara algo anormal, la madre de Wilmer Rigoberto se presentó a la estación policial de Cofradía, minutos después de la detención, pero los policías que hacían guardia le dijeron que no había ingresado nadie con ese nombre.
Desaparecido
Pasadas 24 horas, los familiares del hasta entonces desaparecido interpusieron formal denuncia de su desaparición en el Centro Integrado del Ministerio Público.
Ahí comenzó el proceso investigativo por agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), quienes determinaron que en efecto el occiso fue detenido y luego llevado hasta unos potreros donde lo ejecutaron y enterraron, en Quimistán.
A los sospechosos les decomisaron ocho armas de fuego que tenían asignadas, un fusil y un arma corta a cada uno, para el respectivo análisis técnico científico.
La rencilla entre los policías y el fallecido surgió el pasado 22 de diciembre, cuando en atención a una denuncia por escándalo público los policías involucrados llegaron a la casa de Posas Ríos, donde se llevaba a cabo una fiesta y en el intento de detener a un invitado, un policía resultó herido