Guatemala retorna a migrantes en camiones y buses
Las autoridades guatemaltecas y hondureñas estiman que unas 3,500 personas ya han retornado a Honduras de las que 500 son menores de edad
La caravana de migrantes que pretendía llegar a los Estados Unidos fue devuelta a Honduras ayer tras una fuerte represión en el sector de Vado Hondo, Chiquimula, en Guatemala.
Información dada a conocer por la AFP establece que en buses y camiones, Guatemala transportaba de regreso a Honduras ayer martes a varios grupos de migrantes que formaban parte de una caravana y que marchaban a pie hacia Estados Unidos, luego de ser reprimidos por policías y militares que los obligaron a desistir de la travesía. Según detalló la portavoz del Instituto Guatemalteco de Migración, Alejandra Mena, se avanzó en el proceso de “retorno voluntario” hacia el paso fronterizo de El Florido, por donde gran parte de la masa ingresó a Guatemala el viernes.
Según cifras de la institución, unas 3,500 personas ya habían sido regresadas a Honduras, entre ellas 500 menores de edad.
En la carretera que va hacia El Florido, por donde pasaron a empujones los migrantes la semana pasada, un equipo de la AFP observó un camión del Ejército y una autopatrulla de la policía que apoyaban en el regreso. México, que había blindado su frontera con la Guardia Nacional, también envió autobuses para el retorno de los migrantes.
Enfrentamiento
Un contingente policial y militar enfrentó por la fuerza el lunes a unas cuatro mil personas que iban al frente de la caravana, entre ellas varios niños pequeños, en una carretera del poblado de Vado Hondo, departamento de Chiquimula, fronterizo con Honduras.
Los migrantes, que estaban apostados en la vía desde el fin de semana, huyeron dispersándose en esta área a unos 50 kilómetros de la frontera, tras la acción de la fuerza pública que usó equipo de choque y gas lacrimógeno. La acción dejó migrantes y uniformados heridos al desatarse un enfrentamiento donde algunos caminantes lanzaron piedras.
Según estimaciones de Guatemala, unas nueve mil personas irrumpieron desordenadamente en la frontera desde el viernes.
Los policías y militares tenían la orden de frenar el paso ante el riesgo de contagios de covid-19, según un decreto del presidente Alejandro Giammattei, que autorizaba el uso de la fuerza, un recurso que fue rechazado por organismos de derechos humanos