Ofensivo derroche del dinero público
Resulta chocante que mientras la empresa privada se aprieta el cinturón para poder generar riqueza y dinero, por otro lado, las instituciones del gobierno se dediquen a despilfarrar, con incrementos salariales, los recursos de los contribuyentes.
Como la política gubernamental aparentemente es aporrear la piñata de las finanzas públicas —aun en plena pandemia del covid-19— hasta sacarle el último confite, recientemente ocho directivos del Patronato Nacional de la Infancia (Pani) se recetaron un incremento salarial de 23,000 lempiras mensuales cada uno, como si esta entidad estuviera en bonanza.
Desde antes de la crisis sanitaria, el Pani ya era una institución en precariedad económica, su lotería no se vendía, situación que aumentó con la llegada del coronavirus, a tal extremo que durante cinco meses no realizó venta alguna. Volvió al mercado, pero su producto en cuanto a la Lotería Menor cayó en un 67 por ciento y la Lotería Mayor en un 70 por ciento.
¿Cómo en esas condiciones paupérrimas los directivos se dan jugosos incrementos salariales? Tienen que ser personas sin escrúpulos para tomar tal decisión, aun cuando frente a sus ojos miles de personas resisten la crisis económica con lo que poseen, mientras otras se van en caravana hacia Estados Unidos porque aquí no encuentran una oportunidad de trabajo.
Una situación similar ocurrió en junio del año pasado en la Universidad Nacional de Agricultura (UNA) de Catacamas. Y es que a nivel de gobierno se perdió la conciencia de la difícil situación financiera que atraviesa Honduras, cuando mediante acuerdo 037-2020 publicado en La Gaceta el 29 de agosto de 2020, el Poder Ejecutivo aprobó un incremento salarial de 2,000 lempiras a los empleados públicos.
Los políticos en el gobierno deben entender que el Estado no produce dinero, lo que ellos hacen es administrar los recursos de los contribuyentes, por lo que resulta ofensivo el derroche y la ineficiencia en el manejo del gasto público