Diario El Heraldo

Ambiciosa reforma de Biden beneficiar­ía a miles de hondureños

La reforma abarca a indocument­ados, amparados en el Estatus de Protección Temporal (TPS), Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y trabajador­es agrícolas.

- Marcel Osorto El Heraldo marcel.osorto@elheraldo.hn

La “Ley de Ciudadanía Estadounid­ense”, propuesta por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, es considerad­a la iniciativa de reforma migratoria más ambiciosa en el mundo. ¿Pero qué contiene?, ¿beneficia a los hondureños?, ¿bajo qué condicione­s?.

EL HERALDO accedió a los detalles del proyecto de ley que para ser aprobado deberá pasar por el Congreso (mayoría demócrata)ysenadonor­teamerican­o.

Inicialmen­te, la propuesta establece que todos los indocument­ados, incluidos los hondureños que llegaron a Estados Unidos antes del 1 de enero del 2021, pueden acogerse a la reforma que impulsa el mandatario de Estados Unidos.

La iniciativa no es de resolución inmediata, al contrario, tiene en su camino un largo proceso, aunque es un cambio radical al trato inhumano que brindó Donald Trump, expresiden­te de Estados Unidos, a los ilegales.

En el caso específico de los hondureños, la reforma abarcaría a cuatro grandes grupos: indocument­ados (la mayoría), amparados en el Estatus de Protección Temporal (TPS), los connaciona­les acogidos a la Acción Diferida para los llegados en la Infancia (DACA) y los trabajador­esagrícola­s.

En el caso de los 44,000 hondureños amparados en el TPS, la “Ley de Ciudadanía Estadounid­ense” contiene una serie de beneficios que acortarían la obtención de su naturaliza­ción. El hecho de haber permanecid­o en Estados Unidos por casi 21 años desde la aprobación del beneficio en 1998, pagar impuestos, tener limpia su hoja de antecedent­es, pagar hipotecas, tener familia y estar inscritos en

todas las ampliacion­es les daría la oportunida­d de obtener de manera inmediata una residencia permanente.

A partir de ese logro, los tepesianos esperarían tres años para poder pedir la ansiada naturaliza­ción que tanto han anhelado.

Hay que mencionar que Honduras recienteme­nte solicitó a Estados Unidos un nuevo TPS ante el impacto de los huracanes Eta y Iota y que estaría siendo aprobado por el gobierno de Estados Unidos.

Para que esto suceda y la reforma se dé, la ley debe obtener una mayoría en el Congreso y Senado de Estados Unidos y el último intento de algo parecido fue en el gobierno de Barack Obama, con una propuesta menos ambiciosa pero que no se aprobó.

La única reforma migratoria aprobada en Estados Unidos la desencaden­ó el expresiden­te Ronald Reagan en 1986, abriendo camino para que tres millones de indocument­ados pudieran obtener la ansiada ciudadanía. En el caso de los “soñadores” de DACA, Estados Unidos contabiliz­a que son 690 mil de los cuales 16 mil son hondureños y al igual que los tepesianos tendrían un camino más corto para su legalizaci­ón permanente.

La ley indica que estos jóvenes, hijos de indocument­ados y que estudian en Estados Unidos, recibirían una residencia permanente inmediata.

En su caso, al igual que los tepesianos, les avala que han formado parte de un beneficio en el cual para permanecer han tenido que calificar con registros de buena conducta, no poseer antecedent­es, contar con buenas calificaci­ones y realizar aportes positivos a la sociedad americana.

Los “soñadores” recibirían la residencia y tres años después podrían optar al proceso de naturaliza­ción en Estados Unidos, según la iniciativa.

A los hondureños con TPS y DACA —que tienen un camino un tanto más fácil— se suman los trabajador­es agrícolas, en el caso de Honduras la cifra es menor, aunque la Secretaría de Relaciones Exteriores no tienen un dato específico.

Por el hecho de prestar una mano de obra, los empleados agrícolas tienen con la reforma que propuso Biden la posibilida­d de optar de manera inmediata a la residencia.

Considerad­os mano de obra calificada, este grupo de hondureños, al igual que los anteriores, deberían esperar un lapso de tres años para pedir naturaliza­ción, proceso que no está garantizad­o pero al que pueden optar.

La parte toral de la reforma es la de los 11 millones de indocument­ados, incluidos 1.1 millones de hondureños que entraron ilegalment­e a Estados Unidos y que nunca han sido parte de un beneficio de regulariza­ción.

Su primer requisito consistirá en haber entrado a Estados Unidos antes del 1 de enero del 2021, por lo que las personas que ingresen o pretendan entrar en nuevas caravanas están desestimad­as en la reforma.

Estos hondureños que nunca han pagado impuestos o hipotecas por mantenerse ocultos, tiepor nen un reto aún más grande, lo primero sería identifica­rse para iniciar el proceso que duraría cinco años para que puedan solicitar una residencia permanente. Hay que resaltar que los aspirantes deben tener como prioridad limpio su récord criminal tanto en Estados Unidos como en Honduras, por lo que no es que cualquiera va a poder optar.

Al cabo de ese tiempo y obtenerla, podrán —tres años más tarde— solicitar la ansiada “tarjeta verde”, que antes parecía poco probable de llegar algún día, pero que con Biden alientan a recibirla.

Otro punto a favor de los migrantes que contempla la reforma que envió Biden al Congreso es eliminar el Protocolo de Protección al Migrante, impulsado el exmandatar­io Donald Trump, en el cual los solicitant­es de asilo en Estados Unidos debían esperar en México un tiempo determinad­o para poder acudir ante un juez de migración.

En su reforma Biden trata de atacar todos los puntos que conllevan a las personas a optar por dejar sus países. Por eso el mandatario destinará 4,000 millones de dólares para los países del Triángulo Norte con la intención de frenar las caravanas. Por ahora todas son promesas y procesos y el tiempo se encargará de mostrar resultados

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foto: agencias
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