Diario El Heraldo

Mientras tanto, en Ciudad Gótica

- Miguel A. Cálix Martínez @Miguelcali­x

No todos los días se ve a un grupo de embanderad­os protestant­es ingresar sin mayor contención a un edificio como el Capitolio de Washington, DC. Mucho menos, se ve vulnerada la seguridad de ese emblemátic­o edificio de una de las democracia­s más longevas. Las notas periodísti­cas que también invadieron pantallas venían acompañada­s con imágenes de personas cuya indumentar­ia parecía de un capítulo de Los Simpson, la serie de dibujos animados. Visiblemen­te preocupado­s, los miembros de la seguridad de la instalació­n fueron desbordado­s y más de uno sacó sus armas de reglamento para intimidar a los revoltosos. Que se contaran víctimas mortales al final de la jornada era de esperarse.

No es fácil que una historia en los medios de comunicaci­ón lo deje a uno con la boca abierta en estos tiempos de pandemia, pero esta lo logró. El 6 de enero, día previsto para la confirmaci­ón del ganador de las complicada­s elecciones de noviembre recién pasado y dos semanas antes de la toma de posesión del presidente 46 de los Estados Unidos de América, sus habitantes contemplar­on con horror que la ingobernab­ilidad, esa que siempre se miraba desde lejos en la sección internacio­nal de los noticiario­s, ocurriendo en países den ombreim pronuncia platicar ble, tocaba a las puertas de su casa igual que el coronaviru­s. “No es lo mismo verla pasar que con ella”, diría un chusco en mi barrio.

Las continuas referencia­s al episodio de ese Día de Reyes en la mayoría de las intervenci­ones durante la juramentac­ión de la nueva dupla presidenci­al en el Poder Ejecutivo, revela el profundo malestar y decepción que provocan los sucesos de aquella fecha. No solo desnudaron la grave crisis que vive el sistema político y la república norteameri­cana, sino también el cisma y división que favorecier­on el ascenso al poder del presidente saliente, cuya presencia, discurso y legado continúan siendo de una vigencia insoslayab­le. Los primeros decretos ejecutivos suscritos por el señor Biden en el resto de la jornada del 20 de enero son buena prueba de ello y no se descarta que cada uno de ellos galvanice aún más a los “burlados” seguidores del magnate expresiden­te.

Mientras tanto en Ciudad Gótica, como si se tratara de Batman y Batichica, un buen número de citadinos esperan que los nuevos presidente y vicepresid­enta yanquis acudan desde su primer día a deshacer todos los entuertos y penurias en los que nos hemos metido ya ratos por nuestra propia voluntad y desidia. Solo él y ella, con su omnipresen­cia y recuperado­s superpoder­es podrían librarnos de cualquier villano, vicio, plaga o dificultad, que hoy nos agobie. Sin embargo, tal parece que estarán muy ocupados resolviend­o asuntos domésticos y otros de más trascenden­cia, así que de muy poco servirá la batiseñal que proyectemo­s a nuestras grises nubes (“¡Oh! Y ahora ¿quién podrá defenderno­s?”).

La expectativ­a es grande. No se pierda el próximo batiepisod­io, a la misma batihora y por el mismo baticanal

Un buen número de citadinos esperan que los nuevos presidente y vicepresid­enta yanquis acudan desde su primer día a deshacer todos los entuertos y penurias en los que nos hemos metido ya ratos por nuestra propia voluntad y desidia”.

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