Tendencias preocupantes
La administración Biden inició el cuatrienio en que regirá los destinos de la nación más poderosa e influyente en el mundo. Prevalece el optimismo global con fe que retorna el consenso, la credibilidad y el buen gobierno en Washington. Prevaleció el principio fundamental que el poder, en última instancia, radica en la voluntad popular. La mayoría ciudadana depositó su voto otorgándole una decisiva victoria electoral al Partido Demócrata. Atrás quedó la insurrección de extremistas derechistas que asaltó el Capitolio, símbolo de su democracia representativa, -con trágico saldo de muertos y heridos-. No obstante, persisten tensiones acumuladas que deben ser enfrentadas con suma habilidad y firmeza para impedir un desborde de pasiones partidarias que pudieran intentar desestabilizar la gestión federal y estatal, en una nación en que la adquisición y portación de armas letales es una realidad que ha provocado derramamientos de sangre a lo largo de su historia. Un somero análisis político de lo que ocurre en distintos continentes y países revela un común denominador: el autoritarismo, populismo, xenofobia e intolerancia continúan captando adeptos. En Filipinas, China, India, Rusia, Eslovenia, Polonia, Hungría, Brasil, Nicaragua, Cuba, Venezuela, entre otros países, han accedido al Poder Ejecutivo personas que llegan a controlar el legislativo y judicial, transformándolos en meros apéndices, amedrentando a la oposición, hostigando a los medios de comunicación masiva, divulgando falsedades y deformaciones de la verdad objetiva, con el fin de captar incondicionales, manipulándolos al convertirlos en fuerzas de choque capaces de imponer la voluntad del oficialismo aun en contra de las actitudes y criterios de las mayorías. Desde adentro van socavando la arquitectura institucional, irrespetando el axioma jurídico que nadie está por encima de la ley, gobiernan con creciente irrespeto a la legalidad, a los derechos humanos, a la libertad de prensa, imponiendo la “verdad única”, que excluye la pluralidad ideológica, Ante estas tendencias, el antídoto radica en más y más democracia