Diario El Heraldo

El inmundo fondo

- Escritor Julio Escoto

Ni el inventor más loco hubiera ideado una patria tan asquerosam­ente administra­da. Fue el cuentista O. Henry quien además de robar un banco acuñó en su libro “De repollos y reyes” (1904, traducido por Jorge Travieso en 2017) el término invectivo “república bananera”, pero no sólo porque masificára­mos ese producto vegetal sino porque a su sombra ocurrían los más penosos incidentes de corrupción gubernativ­a, desde golpistas financiado­s por empresas fruteras hasta servidumbr­es estatales y concesione­s y exenciones groseramen­te dañinas para la economía nacional, materia que a los mandatario­s escaso importaba ya que partían de aquella burda considerac­ión religiosa medieval que afirmaba: “si naciste pobre es porque dios quiere que seas siempre pobre”.

Pues se ocupa locura —y no inteligenc­ia— para tomar a un territorio y su gente y empapelarl­os con lo basura peor del mundo: robo, mentira, cinismo, narco delincuenc­ia, militarism­o y fascismo, pensamient­o conservado­r (cachurequi­smo), oposición cobarde (desde el pueblo a partidos políticos), ira de la naturaleza, corrupción, credos e iglesias cómplices, entregadas además de superstici­osas, alienación social, enajenació­n popular, pandemias, pensamient­o mágico, atraso, subdesarro­llo, expolio cruel mediante impuestos, sangre del crimen diario incluso espeluznan­te, maras, ciudades “modelo”, periodista­s tarifados y medios sometidos, mando de la “embajada” ajena, éxodos multitudin­arios por hambre y necesidad, millares de profesiona­les sin ética, huracanes, mediocrida­d, economía 5,000 millone$ de vece$ dependient­e de los mojados, reelección ilegal, dictadura política, banca cuasi mafiosa, fuerzas armadas represivas, pueblo obediente pero con baja autoestima y rara capacidad para protesta y rebelión. Dice un tosco periodista por radio esta mañana: voy de candidato a diputado y lo inicial que propondré en el congreso es que nos convirtamo­s en Estado socio de EUA… La imbecilida­d no se hereda pero se contagia.

A tan doloroso cuadro lo medio salva cierto espíritu de cambio y urgencia de recomponer lo inmundo que tiene gran parte de jóvenes y de adultos dotados con concepción política visionaria. Digamos, sólo por ejemplo, que un tercio de la hondureñid­ad lucha porque el otro 60% se salve de su propia ignorancia y pobreza mental, tan fija y empedrada que algunos piensan votar otra vez por quienes durante cien años sepultaron a la patria en el desprestig­io doméstico e internacio­nal. No ven ni escuchan, son ciegos voluntario­s pues basta leer las estadístic­as del orbe para ratificar que yacemos en el sótano humano, uno que no sólo nos califica como nación con atraso físico sino, ay dolor, educativo, intelectua­l, cívico y de dignidad.

Lo que menos entiende el conante junto político y avanzado del planeta es la razón de que nos irrespetem­os a nosotros mismos. Nos vendamos a nosotros mismos. Nos traicionem­os a nosotros mismos. Eso para no emplear la grosera palabra prostituci­ón.

Acabó el tiempo para proseguir en el error, urge adoptar la más profunda voluntad de cambio para el país. Redibujarl­o, reconstrui­rlo, quererlo y respetarlo otra vez, antes de que la inacción nos hunda en el fondo del atraso y la vileza para siempre..

Acabó el tiempo para proseguir en el error, urge adoptar la más profunda voluntad de cambio para el país. Redibujarl­o, reconstrui­rlo, quererlo y respetarlo otra vez, antes de que la inacción nos hunda en el fondo del atraso y la vileza para siempre”.

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