Indignante latrocinio
Con la compra directa de siete hospitales móviles —inservibles hasta el momento— con el deterioro de 200 mil pruebas PCR, con la adquisición de ventiladores mecánicos incompletos, así como televisores y percoladoras sobrevaloradas, creíamos que ya se había visto la máxima expresión del latrocinio del dinero público en tiempos de pandemia.
Pero no. Faltaba más. La Unidad Investigativa de El HERALDO documentó que varios hospitales de la red de salud han hecho millonarias compras directas de fármacos que hay en existencia en el Almacén Nacional de Medicamentos e Insumos (ANMI), y se obtuvieron a mayores precios que los que compra el fideicomiso.
El mismo jefe del ANMI, Marvin Gómez, no se explica por qué estas negociaciones se hicieron sin seguir el procedimiento de preguntar si había en existencia en el almacén. “Se compraron medicamentos básicos como amoxicilina, del cual hay suficiente en el centro de despacho”, dijo.
Ahora es que debido a estas adquisiciones, utilizando recursos adicionales, se corre el riesgo del vencimiento de los medicamentos en existencia en el depósito estatal.
La justificación de la ministra de Salud, Alba Consuelo Flores, de que “todos los hospitales tienen derecho a comprar un 10% del presupuesto y que los altos precios son por el volumen de compra”, no solo irrita a los hondureños, sino que dice mucho de su gestión.
Permitir en plena crisis sanitaria que los hospitales gasten discrecionalmente el 10 por ciento de su presupuesto, saltándose pasos del proceso de adquisición, es abrir las puertas para que los inescrupulosos corruptos despilfarren los pocos fondos que la población ha confiado a esta administración. Si había en existencia fármacos que necesitaban, ¿por qué los hospitales gastaron los recursos que pudieron ser implementados en otras necesidades? ¿Quién está detrás del negocio?... preguntas que el Ministerio Público debe investigar, no para tapar actos ilegales, sino para llevar ante la justicia a los responsables