Fuertes
Que somos fuertes, ¡sin duda! Los embates no nos han doblegado y seguimos, es evidencia de fortaleza para salir adelante. Con solo lo de esta semana es para sumir a cualquiera en depresión profunda, aparte de la lucha diaria, más dura que nunca, que debemos enfrentar con menos recursos y mucho más que antes en contra. Se nos está haciendo continuo el pesar de las vidas perdidas en la pandemia. Cada médico, cada enfermera fallecida por el covid-19 es un dolor que compartimos con sus familiares. Pero en nada ayudamos a sus huérfanos.
Más cargo en las conciencias ciudadanas que entendemos que los sistemas de seguridad social debieran funcionar. ¡Que se ha contado con los recursos necesarios pero se los han robado! Es inconcebible cómo la indignación ciudadana parece esfumarse. No importa si los ladrones son familiares o amigos, en este pueblón todo mundo lo es. A nadie querríamos ver preso, pero entonces que no le esquilmen la salud y la educación al pueblo. Solo pueblo educado y sano genera riqueza. Los ricos pueden ser más ricos y los pobres menos pobres. No es cierto que ricos y poderosos no son afectados por esa corrupción. Lo son. Y más lo serán sus hijos y sus nietos. No hay guardaespaldas ni muros ni cuentas bancarias suficientes para proteger en toda circunstancia. Solo la seguridad de los demás asegura la seguridad propia. Las caravanas de migrantes laceran el alma. No debieran ser quienes tienen más que perder los principales perseguidores de los corruptos.
Unido a lo anterior, en esta semana surge el desconcierto en que estamos por la situación electoral, la percepción, también, del desempeño del CNE, en el que hemos cifrado tantas esperanzas. Y el informe de transparencia. Señalados otra vez como país tan corrupto. Sí, percepción, pero los políticos y cualquier mediano observador sabe que la percepción es realidad. Las elecciones transparentes son indispensables. Es falso que alguien gane si no lo son. Pero depresión no conocemos: seguimos fuertes. Solo fuertes