La escandalosa percepción
Nuestra cenicienta humillada sigue en las tinieblas de la miseria y de la vergüenza al estar entre los 25 países más corruptos del mundo y el tercero de Latinoamérica, de acuerdo con un desnudo informe del 2020 que acaba de hacer público la organización no gubernamental: Transparency International.
Ciertamente, los datos expuestos no nos resultan extraños, ya sabemos que América Latina es un polo de corrupción y mala gestión de fondos, más allá de ser una de las regiones más afectadas desde la crisis generada por el covid-19. También es un escenario productivo para la impunidad y el latrocinio administrativo, ya que en nuestro pobre país están los mejores fertilizantes políticos para hacer posible el aumento de la percepción en Honduras como país corrupto, que no solo se esmera por serlo, sino que se planta para estancar todo asomo de desarrollo y hace todo lo posible para retroceder a la cavernas, con un paralizante saqueo del botín nacional, que ya alcanza los niveles descomunales que opacan a la mismísima pandemia.
En la vergonzosa lista, la mayoría de los países no mejoraron sus niveles de corrupción desde el último informe, pero el que saltó las trancas con “honores” y creces fue Honduras, visto que dentro del índice se registra su puntaje más bajo, de forma negativa, desde hace ocho años, es decir, desde que asumió el poder el señor Juan Hernández, siendo revelado cómo el país que pierde 11 puntos en el ranking, justo en la peor crisis sanitaria y confinamiento de una economía pública desbaratada por las bandas de congresistas y altos funcionarios que se robaron el oxígeno de la democracia y asaltaron con mascarillas los hospia tales del Estado como respuesta de salud al covid-19. De forma precisa se diagramó el Código Penal, con todos sus guiones de impunidad, así como también se aniquiló de tajo la lucha contra la impunidad con la eliminación de raíz de aquella Maccih, de la OEA. En este informe oscuro de nuestra historia, Uruguay aparece como el país menos corrupto de América Latina; al mismo tiempo, se indica que realiza “una fuerte inversión en sanidad y cuenta con un buen sistema de seguimiento epidemiológico que ha sido de gran ayuda a la hora de afrontar el covid-19 y otras enfermedades”.
Acá ha sucedido todo lo contrario, ya que con un cinismo hecho a la perfección en cada robo y con una exactitud mecánica se ríen de los operadores de justicia y guardan metódicamente el distanciamiento judicial, todo por órdenes superiores emanadas desde las oficinas protegidas de las tormentas de NY y ahora de Berlín, sin importar los huracanes donde Honduras es devastada por temporada de ciclones, hundiéndose en el lodo de la pobreza y la desigualdad.
Pero a todo esto, el Gobierno, junto a sus monaguillos, no hace más que aislarse y no darle crédito a semejante evidencia mundial, descalificando el IPC emitido recientemente.
Por eso fue vacía y triste la participación de la ministra de la Secretaría de Transparencia, al lamentar en sus redes sociales que el informe de Transparency International mida únicamente lo relacionado a percepción; allí mismo amenazó con “impulsar el Observatorio de la Transparencia para tener un método científico que mida los avances y los retrocesos de forma fidedigna con hechos tangibles”, al estilo del PN.
¡Claro está el fin y los resultados que tendría su iniciativa!
En la vergonzosa lista, la mayoría de los países no mejoraron sus niveles de corrupción desde el último informe, pero el que saltó las trancas con ‘honores’ y creces fue Honduras”.