Santa Patrona de Honduras
La devastadora pandemia que continúa causando muerte y luto a lo largo y ancho del país no impide que miles de fieles católicos, desde sus lugares de origen, en la privacidad de sus hogares, la invoquen para reiterarle el amor y devoción que le profesan a nuestra madre y maestra por todos los favores recibidos en respuesta a sus plegarias.
En esta coyuntura especial será un diálogo entre ella y cada una de sus hijas e hijos espirituales, en comunicación personal, directa para saludarla, implorándole misericordia, piedad y conmiseración para ellas, ellos y para la patria.
La bioseguridad individual y colectiva obliga a cancelar peregrinaciones que, año con año, convergen desde los cuatro puntos cardinales en su Basílica, con presencia de distintas etnias y nacionalidades. En consecuencia, los fieles, en esta ocasión, se abstienen de concurrir masivamente a venerarla, lo que no significa que habrá menos fervor y devoción en la feligresía. Por el contrario, la actual condición sanitaria debe recordarnos que nuestro tránsito terrenal en este mundo es breve, por lo que nuestra efímera existencia debe orientarse por las rutas de la honestidad y solidaridad cristiana, esto es, con respeto hacia nosotros mismos y el prójimo, en búsqueda del bien común, despojados de egoísmos, codicias y rencores. De esa manera la honramos cotidianamente, fortaleciendo a diario los vínculos filiales entre la santísima Virgen de Suyapa y cada una de nosotras y nosotros, en cualquier lugar en donde nos encontremos, aquí y más allá de las fronteras patrias.
Que ella ilumine por igual a gobernantes y gobernados, iluminándolos con la convicción que el interés nacional está por encima de las ambiciones partidarias e individuales. Que, si actuamos de manera concertada, no impuesta, seremos capaces de remontar esta severa prueba que estamos soportando, misma que implica actuar con total transparencia y rendimiento de cuentas, priorizando a quienes están diariamente en la vanguardia del combate contra la enfermedad, el dolor y el sufrimiento