Castellanos: “La depuración policial debe ser permanente”
La exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, urgió a continuar con un proceso de depuración de la Policía Nacional que sea permanente y riguroso.
“La depuración policial fue un proceso que comenzó y que debe ser un proceso permanente y constante”, expresó Castellanos.
Alabó el trabajo realizado desde 2016 por la Comisión Especial para la Depuración y Transformación de la Policía Nacional, que canceló definitivamente a más de seis mil agentes y oficiales de la institución armada.
“Ya la Comisión de Depuración hizo su trabajo en su momento, saca- ron a policías que estaban vinculados en delitos y crímenes, que se habían enriquecido ilícitamente y por lo tanto lo que compete ahora es que continúe la depuración de manera categórica, rigurosa y sin miedo”, manifestó.
Llamó a la Dirección de Asuntos Disciplinarios Policiales (Didadpol) a continuar con el castigo de los agentes que se vean implicados en actividades ilícitas.
“Los entes deben tener la fortaleza y las personas encargadas de ese proceso de depuración constante para que no se repitan los hechos que ya pasamos y lo que hoy estamos viviendo”.
La directora del Instituto Universitario de Democracia, Paz y Seguridad (Iudpas) propuso al Estado instaurar veedurías permanentes en las postas policiales, donde últimamente se han reportado crímenes y violaciones de los derechos humanos contra personas detenidas y bajo custodia policial.
“En las postas policiales debe haber una veeduría permanente del desempeño policial, los jefes inmediatos son responsables del desempeño”.
A juicio de Castellanos, le corresponde a los jefes de las postas policiales tener un control del comportamiento de los subalternos para evitar actos bochornosos como el crimen de la joven universitaria Keyla Martínez, suscitado en La Esperanza, Intibucá. “Un jefe inmediato que captura a una persona debe estar consciente que está bajo la responsabilidad de ellos, por lo tanto, corresponde al jefe inmediato de la posta policial la tarea de supervisar y de vigilar que sus subalternos no sean criminales”.
Castellanos conoce de la brutalidad policial tras el crimen de su hijo Rafael Vargas Castellanos y su mejor amigo Carlos Pineda a manos de varios agentes en 2012