NATURALEZA, COLOR Y VIDA EN PINCELADAS
NOHELIA GRANDEZ ES UNA PINTORA AUTODIDACTA QUE SE INSPIRA EN LA FLORESTA Y LA CONJUGA PARA RECREAR AMBIENTES DE ALEGRÍA
“A los tres años ya observaba mucho a mi papá. A cada minuto dejaba de hacer lo que estuviera haciendo para irme a su taller y verlo trabajar”, recuerda Nohelia Grandez, una pintora hondureña que siguió los pasos de ese primer mentor que la ha acompañado desde casa.
Hoy, veinte años después de esos inicios entre el lienzo y el color, es ella quien se encarga de elaborar los cuadros que visten sus paredes, y a través de los cuales construye poco a poco su camino en este rubro. “Bueno, yo todavía no me siento una artista, pero igual respeto a las personas que me califican así, observan mi trabajo y me dan su visto bueno”, expresa.
Respecto a su proceso de formación, la originaria de Choluteca cuenta que hasta ahora no ha tenido oportunidad de profesionalizarse con estudios en el arte, pero que eso no la detiene, así como tampoco lo permitió Pedro Grandez. “Mi arte es totalmente autodidacta, solamente me guío con algunos tips que me brinda mi padre, que al igual que yo es autodidacta, aunque con mucha más experiencia”, comparte.
Su gusto por el paisajismo también es heredado, con una particular inclinación hacia la floresta. En sus cuadros hay mucho verde, así como personas, animales y demás elementos de la naturaleza; todos bailando entre sí. “Siempre me ha gustado mucho la floresta. Hasta el momento no he cambiado mi técnica ni mi concepto, tampoco he pensado hacerlo a futuro”, confiesa.
La ejecutora de la plástica asegura que ella misma observa las obras con las que inició, y las compara con sus trabajos más recientes: “Se nota una mejoría en el dibujo y el pintado, también así me lo han dicho algunos maestros que conozco por las redes. Me aconsejan que solo trate de mejorar los detalles, sin hacer cambios bruscos, y pues yo eso trato, de no perder mi estilo”, apunta.
Pero aunque sus matices sean fieles a sus orígenes, Nohelia sí piensa dar a conocer el talento que ha venido cultivando desde niña. “Cuento en este momento con varias obras, pues no he vendido ninguna porque mi papá me aconseja que realice exposiciones. Mi idea es acumular 30 piezas para poder armar mi primera muestra. Me gusta hacer mi propio arte”, adelanta.
Desafíos
Por supuesto, pintar en tiempos de coronavirus ha supuesto desafíos propios para la joven creadora. “Entre los principales retos que he encontrado está el aprender a concentrarme más, por encima de las dificultades. La pandemia nos ha afectado a todos psicológicamente, y a nuestra economía para poder abastecernos de materiales. Pero, aun así, con lo poco, he tratado de crear, de extenderme”, resalta.
A ello se añaden las pérdidas irreparables, esas que no se olvidan. “También esta pandemia se llevó a uno de los admiradores de mi arte, al señor Federico Barh. Él se encantó de mi pintura y me llamó para encargarme una obra. Me pidió que el tema fuera una boda en el campo, con muchos detalles. Como al mes vi la noticia en Facebook, que había muerto de covid. Pero yo siempre estoy haciendo el cuadro”, comparte, con pena.
Y bien, el objetivo está fijado. “Espero contar con el apoyo de personas amantes del arte, y con el espacio periodístico para darlo a conocer tanto en mi país como internacionalmente. Así es que bienvenidos todos los que me quieran ayudar en las diferentes formas que les correspondan”, dijo mientras se preparaba para dar nuevas pinceladas