Dolorosa despedida a enfermera asesinada
Con múltiples flores, mariposas, aplausos y exigencias de justicia, familiares y amigos le dieron ayer el último adiós a la joven Keyla Patricia Martínez (26)
“Nunca dejaré de luchar, porque solo quien no lucha muere”, escribió con su puño y letra Keyla Patricia Martínez, la joven estudiante de enfermería asesinada en una celda de la estación policial del municipio de La Esperanza, Intibucá.
El mensaje que acompañó con el dibujo de una mano de mujer sosteniendo una rosa roja con una mariposa sobrevolando y que firmó con “KM” y un pequeño corazón, es ahora parte del recuerdo de la fuerza que caracterizó a esta hondureña hasta el último día de su vida.
Enamorada de la vida, amante de la música country y el grupo español Mago de Oz, soñadora, dedicada al estudio, amante del chop suey y el pollo con tajadas, gruñona en ocasiones, pero con un corazón noble dispuesto a ayudar en todo momento, son algunas de las cualidades, actitudes y sentimientos que se recordaron el día de su entierro, fecha imborrable para sus seres amados, pues despidieron a una dama que mereció más en esta vida.
A la memoria de su hermana Nancy Martínez calaron los recuerdos de la infancia, cuando en medio de su inocencia se convertía en la paciente de su hermana, que con ramas de árboles simulaba inyectarla, destacando desde muy pequeña sus inclinaciones a la medicina, pero sobre todo a tratar de ayudar a las demás personas.
“Negrita” o “Grumpy” -como le llamaban por gruñona los más cercanos- ya no está, dejó este mundo luchando contra la cobardía de sujetos que atropellaron sus anhelos, aprovecharon su condición y arrebataron su vida, pero nunca su decencia, y que por defender su integridad hasta el último aliento ayer fue sepultada en medio de aplausos por ganarse el corazón y la sed de justicia del pueblo.
A su madre el dolor la embarga, a su padre la impotencia de no tener de frente a sus victimarios y a su hermana la impulsa desde el fondo de su corazón una fuerza incesante para que a su hermana le hagan justicia.
Tristeza, indignación y sed de justicia. El sepelio de la universitaria Keyla Patricia Martínez Rodríguez de 26 años, quien según las autoridades del Ministerio Público murió asfixiada en una celda de la estación policial de La Esperanza, fue multitudinario. Sobre su ataúd resaltaban hermosas flores de múltiples colores y decoración de mariposas, las cuales eran sus favoritas, indicaron sus allegados. A las 8:30 AM se inició la misa en el Ministerio Rey de Reyes, ubicado en el barrio Santa Anita, con la alabanza “Santo Espíritu”, dirigida por el pastor José Luis Fúnez. Alrededor del féretro de la estudiante de enfermería estaban sus angustiados padres, hermanos y familiares más cercanos. En una caminata de más de una hora, desde la iglesia, los dolientes siguieron la carroza fúnebre hasta llegar al cementerio general de la ciudad, en donde centenares de personas la esperaban con aplausos y globos blancos. Todo estaba listo en el camposanto, los restos de Keyla fueron sepultados a la par de la tumba de su abuela Lucinda Rodríguez. El pastor José Fúnez expresó que “nos toca despedir a un ser muy querido, a quien conocimos desde que era niña, vamos a entregarla a la tierra, pedimos profundo consuelo a la familia porque Keyla no está muerta, ella vive en nuestros corazones, su historia no se ha terminado, apenas comienza”. Norma Rodríguez es la madre de Keyla, quien reside en España, y llegó el pasado martes al país para darle el último adiós a su hija. “Todos los que la conocieron saben quién era ella, no porque sea mi hija digo que era buena persona, le quedaron muchos sueños por cumplir, queremos que se esclarezca el caso, porque no es a cualquier persona que le quitaron la vida, era una excelente hija, hermana y amiga”. Durante el sepelio, los familiares de Keyla Martínez vistieron camisetas blancas, con una foto de Keyla plasmada en el pecho y el lema “vivirás por siempre en nuestros corazones”.
Martín Hernández, abuelo de Keyla, con lágrimas manifestó que “ella era mi muchachita siempre tan cariñosa, solo me decía papi, recuerdo la última vez que la miré, siempre tan alegre, siento mucho su muerte, una jovencita llena de vida y terminar así no es justo sentir este gran dolor”. El abuelo pidió que se haga justicia, porque asegura que son una familia honesta. Luis Martínez, padre de la fallecida, expresó que “por el apoyo recibido es que la verdad ya empieza a salir a la luz, confiamos que la justicia se hará cumplir, les pido a las autoridades honestas que son responsables de velar por la seguridad y bienestar del pueblo, que le devuelvan la dignidad a esta institución, cumplan con el deber que la Constitución y las leyes les asignan”. Martínez hizo un llamado enérgico a las autoridades del Estado para que no sigan matando personas que nacieron para servir y ser ejemplo en Honduras, sino que castiguen a los delincuentes. “Mi hija Keyla era una joven con muchas ilusiones, lo que más me duele es que un policía tuvo el descaro de tratar de denigrar su dignidad, cuando todos sabemos que ella era una joven que servía a su comunidad y a la patria”, agregó Martínez. José Félix Rodríguez, tío de la víctima, dijo que “en La Esperanza hemos sido un pueblo tranquilo y siempre las autoridades han hecho lo que han querido con los humildes pobladores, por eso queremos que los culpables paguen, porque ella era una profesional que aportaba mucho a esta ciudad”. Amigos y conocidos derramaban lágrimas, mientras el personal del cementerio cerraba la tumba de la universitaria, quien según sus parientes esperaba terminar su Licenciatura en Enfermería, para posteriormente viajar al extranjero y seguir especializándose en el área de la salud