Vacunas chinas secretas para poderosos en Perú
Reacciones El país sudamericano está escandalizado porque altos funcionarios fueron vacunados en secreto. Gobierno anunció investigación y destituciones
Perú se remecía ayer por un escándalo desatado después de que funcionarios poderosos que no combatían en primera línea al coronavirus se aplicaron en secreto una candidata a vacuna china que después se compró, mientras que el gobierno anunció que investigará y destituirá a los que recibieron las dosis.
El escándalo generó frustración en el personal sanitario que trabaja en medio del desastre sanitario y salpicó al gobierno del presidente interino Francisco Sagasti y al del exmanda- tario Martín Vizcarra, quien gobernó hasta noviembre cuando fue destituido por presunta corrupción.
Los partidos en el Congreso opositor realizarán el martes un pleno donde decidirán si crean una comisión investigadora sobre la vacunación secreta de funcionarios luego que la noche del domingo la canciller Elizabeth Astete renunció tras admitir en una carta que a fines de enero se aplicó la vacuna en secreto porque “no podía darme el lujo de caer enferma”.
Astete, de 68 años, gestionó a inicios de enero la compra de un millón de vacuna s de la farmacéuticaestatal chinas in opharm. días antes a su dimisión habían renunciado la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, y los dos viceministros de la secretaría de Salud, claves en la respuesta ante la pandemia.
Sinopharm realizó desde septiembre ensayos en fase tres de su vacuna experimental con 12,000 voluntarios en el país, pero envió 3,200 dosis más para otorgarlas a los investigadores médicos locales. Fueron estas candidatas a vacunas las que se aplicaron en octubre en secreto a un grupo de privilegiados, entre ellos al entonces presidente Vizcarra, su esposa Maribel Díaz y su hermano César Vizcarra, según confesó el lunes el exmandatario en un video publicado en su sitio de Facebook.
La convocatoria para participar del ensayo estaba abierta a cualquier habitante en Perú, excepto para aquellos con enfermedades previas como diabetes o hipertensión. El escándalo generó indignación en un país marcado por la desigualdad, donde no hay oxígeno para miles de infectados que agonizan en casa porque los hospitales no tienen espacio para más pacientes y donde han muerto 43,703 por covid-19, la mayoría gente sin privilegios y también funcionarios en la línea de fuego, entre ellos 310 médicos, 125 enfermeras y más de 500 policías