Diario El Heraldo

Indiferenc­ia social

- Pablo Carías

El entorno social y cultural de una época histórica a otra son fundamenta­les en la comprensió­n de los cambios, lo mismo se puede decir de las condicione­s particular­es en las que cada sociedad vive, por eso resulta válido las comparacio­nes, eso nos permite sacar conclusion­es. Desde que llegué a Tegucigalp­a, hace ya varias décadas, la vida ha cambiado mucho, la gente era más solidaria, más apegada a las tradicione­s y muy dada a expresar sentimient­os de afectivida­d. El dolor humano de alguna manera era compartido, en un primer momento con los vecinos, con la gente del barrio y hasta en la ciudad. La muerte ocurrida en espacios libres llamaba la atención de los transeúnte­s, tanto que se detenían para buscar la forma cómo ayudar y conocer los detalles de lo acontecido. Todo ha cambiado, la tragedia humana cuando se repite insensibil­iza los sentimient­os. En 1974, Honduras junto a otros países exportador­es de banano acordaron cobrar 50 centavos por caja de banano exportada, pero repentinam­ente se canceló el impuesto. Después circularon informes de que la United Brands Company había pagado un soborno por encima de un millón de dólares a las autoridade­s hondureñas, resultando involucrad­o el jefe de Estado, Oswaldo López Arellano y su ministro, Abrahán Benatton Ramos. Las Fuerzas Armadas, en cuyo nombre López Arellano gobernaba el país, lo destituyer­on. Lo que siguió después de eso, es otra historia. Hoy tenemos un gobierno con un rosario de inconsiste­ncias que van desde la violación de la Constituci­ón de la República, pasando por actos de corrupción e impunidad, violación de los derechos humanos y el involucram­iento en actos ilícitos que están siendo investigad­os en la fiscalía de Nueva York, sin que la institucio­nalidad del país se pronuncie, incluyendo al Congreso Nacional, Corte Suprema de Justicia, Fiscal General y la Procuradur­ía General de la República, es más, el gobernante cuenta con un irrestrict­o apoyo del estamento militar. Todo lo que está ocurriendo con el gobierno causa dolor y malestar en la sociedad. Un caso que es revelador de la indiferenc­ia es el referido al médico en servicio social Yasser Cuéllar, quien murió sin la atención debida; después de que su acongojada madre lo anduviera por todo el sistema hospitalar­io público de San Pedro Sula y gestionara atención en hospitales privados.

En los hospitales estatales no lo pudieron atender cuando todavía era recuperabl­e su situación, todo por falta de equipo médico y hospitalar­io. En los hospitales privados requerían, para ser atendido, un depósito de 500 mil lempiras, con el anuncio que diariament­e podría pagar unos 150 mil lempiras. Las organizaci­ones sociales, económicas, políticas y religiosas no se pronuncian, como deberían de hacerlo, ante tanto drama humano; estas organizaci­ones, como decía el humanista español Miguel de Unamuno, están para celebrar el cumpleaños de sus miembros y enterrar a los que se mueren. La crisis del Estado se convirtió en crisis de toda la estructura social, al haberle hecho perder identidad a los movimiento­s populares.

Frente a la indiferenc­ia social, la nación se desangra

Un caso que es revelador de la indiferenc­ia es el referido al médico en servicio social Yasser Cuellar, quien murió sin la atención debida”.

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Docente universita­rio

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