ALLEN V. FARROW, EL ÚLTIMO GOLPE
A UN CINEASTA EN DECADENCIA
En los últimos tres años Woody Allen ha sido más conocido por ser un presunto abusador de menores que por su rol o aporte como cineasta.
Su último golpe de suerte fue conseguir la distribución estadounidense de Wonder Wheel en 2017, e incluso ese lanzamiento se vio obstaculizado por el auge del movimiento #Metoo.
Desde entonces, Allen ha tenido que buscar financiación de productores extranjeros para nuevas películas, ha visto que sus dos largometrajes terminados (A Rainy Day in New York y Rifkin’s Festival) se mantuvieron fuera de los festivales de cine más respetados, y aunque todavía está trabajando y obteniendo ganancias, ha estado tratando de reparar su imagen pública a través de su hijo adoptivo, Moses Farrow, con su esposa, Soon-yi Previn, y en sus memorias de 2020, Apropos of Nothing.
Pero en caso de que el autor, una vez reivindicado, pensara que podía retornar al balance o esquivar una vez más los cargos que se le imputan, al menos en el tribunal de la opinión pública, ha llegado Allen v. Farrow, una serie documental de HBO de cuatro partes firmada por Kirby Dick y Amy Ziering que estrenará en HBO Max el 21 de febrero.
Y aunque los dos experimentados cineastas ya han elaborado una trilogía que expone el abuso sexual en varias instituciones estadounidenses (“La guerra invisible”, The Hunting Ground y On the Record), en su primera serie documental su minuciosa evaluación es esclarecedora más allá de lo sucedido con esta famosa familia.
Señalamientos
Allen v. Farrow narra la acusación de abuso sexual contra Woody Allen que involucra a Dylan Farrow, su hija que tenía siete años en el momento del presunto incidente.
El primer episodio de la serie documental sirve principalmente como preludio, y nos muestra cómo Allen y Mia Farrow se conocieron y comenzaron una relación de más de una década. Ella tenía siete hijos cuando empezaron a salir y Allen, según él mismo admitió, no quería tener nada que ver con ellos.
En ese entonces Mia adoptó a Dylan y todo cambió. En las entrevistas, Dylan recuerda estar siempre en las “garras” de su padre y cómo la atención singular en ella la hacía sentir “cazada”.
Los hermanos de Dylan, Ronan Farrow y Fletcher Previn, corroboran en el documental estos recuerdos, al igual que las niñeras, amigos y más familiares. También discuten haber presenciado el comportamiento perturbador de Allen con Dylan.
Antes de cubrir el abuso sexual reportado en 1992, el documental retrocede en el episodio dos para abordar cómo Allen se involucró románticamente con la hija adoptiva de Farrow, su actual esposa Soon-yi.
El segundo episodio termina con un relato detallado del presunto asalto de Dylan y muestra el video descrito con frecuencia pero nunca antes visto que Mia Farrow dice que grabó de niña. El tercer episodio rastrea los casos judiciales paralelos entre Mia Farrow y Allen, el juicio de custodia y la investigación criminal, y el cuarto examina las consecuencias inmediatas y más recien
tes del éxito continuo de Allen en Hollywood hasta las cartas abiertas de Dylan y el impacto de #Metoo.
Para la crítica a nivel general no se trata de una docuserie inflada, que se alarga durante cuatro horas para obtener contenido adicional en HBO Max, sino de una producción bien estructurada. Se trata de un replanteamiento de hechos conocidos, contados por quienes lo vivieron, salvo el propio acusado