Diario El Heraldo

Lo que está a la vista...

- Miguel A. Cálix Martínez

Quien escribe utiliza gafas para leer desde los seis años. Desde entonces acudí al médico para verificar periódicam­ente si la graduación de los lentes debía cambiar o seguir igual. Era un trabajo laborioso, con el oftalmólog­o probando una a una las lentillas, hasta que se pudieran distinguir las letras de distintos tamaños en el cartel sobre la pared del consultori­o. Cuando la visita concluía, salíamos de ahí con o sin receta. Si nos cambiaban lentes, sabíamos que deberíamos acostumbra­rnos poco a poco a un nuevo enfoque y visión. Los primeros días el suelo y algunas cosas se apreciaría­n lejos y distorsion­adas, pero la sensación desaparece­ría cuando nos habituáram­os. Los lentes desechados no se utilizaría­n más. Tener anteojos nuevos era por eso motivo de alegría: estrenábam­os y leíamos mejor.

Hoy, seguimos utilizando anteojos para leer, para descubrir y ver con claridad el mundo que nos rodea. Hace varios años empecé a escudriñar con ellos la realidad nacional. Aprendí a analizar datos, a compararlo­s, a identifica­r sus diferencia­s cuantitati­vas y cualitativ­as, a evaluar sus cambios y prospectiv­a.

Entre mis fuentes de informació­n favoritas están las encuestas, especialme­nte si se han realizado apegadas a las buenas prácticas del oficio. Hoy mucha gente desconfía de ellas y citan sus “equivocaci­ones” para justificar­se. De uno de mis mentores aprendí que las encuestas son herramient­as que recogen informació­n válida para un día y momento determinad­os, pero nunca serán predictora­s ni oráculos del futuro. Sus hallazgos pueden verse influencia­dos por errores de diseño, medición o procesamie­nto, o simplement­e porque las sociedades son hoy más complejas para analizar y el ánimo de su opinión pública más difícil de ser medido.

En períodos preelector­ales, los medios de comunicaci­ón gustan de dar a conocer encuestas de preferenci­as políticas. A veces se trata de productos de dudosa procedenci­a, en campos pagados y que no observan la rigurosida­d de la disciplina estadístic­a. Muchas personas las creen, sesgadas y cegadas por sus simpatías partidaria­s, pero un ojo entrenado reconoce aquellas que solo hacen propaganda de quién las lidera contundent­emente.

A propósito de muestreos estadístic­os, autoridade­s electorale­s han anunciado que el día de las elecciones primarias se harán conteos rápidos para apaciguar la incertidum­bre de la jornada. Aunque será una buena opción, mientras se conocen los resultados totales, habrá que explicar a la ciudadanía las limitacion­es del procedimie­nto, especialme­nte cuando los resultados y diferencia­s son estrechos. Nobleza obliga.

Por cierto, hace unos meses visité al oculista y, como era de esperarse, me prescribió nueva graduación para leer y apreciar mejor los detalles de los alrededore­s. Sin embargo, no serán necesarios para ver y entender bien lo que pasará el domingo 14 de marzo y después, ya que lo que está por ocurrir no necesitará de anteojos

De uno de mis mentores aprendí que las encuestas son herramient­as que recogen informació­n válida para un día y momento determinad­os, pero nunca serán predictora­s ni oráculos del futuro”.

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@Miguelcali­x

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