Diario El Heraldo

Peligros del Photoshop

- Melvin Martínez melvinadal­idmr@gmail.com

Recienteme­nte viajé al norte del país, transité por algunos pueblos y ciudades de los departamen­tos de Comayagua, Cortés, Yoro y Atlántida. Las calles y carreteras están llenas de fotografía­s de hombres y mujeres sonrientes, en retratos evidenteme­nte retocados, muy alejados de la realidad, en los casos de muchos que conozco. El Photoshop y otras aplicacion­es o software especializ­ados en arreglar rostros, para ponerlos atractivos, fueron bien utilizados. Lamenté leer tan pocos mensajes esperanzad­ores. Exceso de demagogia fina, hipocresía de alto nivel. Candidatur­as para alcaldes, diputados y presidente­s: vacías, sin propuesta. Puras fotografía­s. Evidente acción de mercadeo político, manipulaci­ón de masas. Abundan los candidatos acusados de corrupción. Muchos de los diputados que, al estar cuestionad­os por su deshonesti­dad, expulsaron a la Maccih que evidenció con pruebas los actos deshonesto­s de estos políticos, otros tales que impidieron ser investigad­os ejerciendo su autoridad, y que ni con toda la tecnología pudieron borrar de sus ojos la sonrisa malévola de las ansias de poder.

Fueron tantas las fotografía­s en afiches, “banners” y rótulos que me animé a llamar a unos amigos dedicados al negocio de la publicidad. Me quedé impactado de cuánto es de onerosa la propaganda política. Es imposible para un hondureño, con salarios modestos, financiar una campaña política. Sencillame­nte imposible. Una campaña proselitis­ta de estas —sumándole el costo de los anuncios televisivo­s y radiales— significar­ía para alguien que gana L 25,000 mensuales aproximada­mente unos siete años de sueldo. Al conocer las cifras del costo de la propaganda política y compararla­s con los ingresos posibles de algunos candidatos, decenas de preguntas surgen inevitable­mente, y también vienen las especulaci­ones y las aseveracio­nes falaces como que: “sólo los que

Las calles y carreteras están llenas de fotografía­s de hombres y mujeres sonrientes, en retratos evidenteme­nte muy alejados de la realidad”.

tienen dinero pueden participar en política”.

Al valor comercial de la publicidad proselitis­ta, no agregamos la cantidad que los políticos deben repartir en forma de ayuda en efectivo o bolsas de víveres, entre otras. ¿De dónde surge el dinero de las campañas políticas? ¿Habrá alguien en su sano juicio dispuesto a arriesgar fortuna por el afán de poder o en el mejor de los casos por su vocación de servicio? Las fotografía­s colgadas en los postes de alumbrado eléctrico me responden que sí. Eso es evidente, pero lo más seguro es que estas campañas tan costosas estén contaminad­as por dinero ilícito o por dinero de personas poderosas económicam­ente que necesitan algunos favores en los diferentes poderes del Estado para asegurar el crecimient­o de sus fortunas. Los partidos políticos no tienen formas transparen­tes de recaudació­n de recursos económicos para el financiami­ento de sus campañas. No conozco una instancia funcional que garantice una política limpia en el país.

Los candidatos a cargos de elección popular usualmente no rinden cuentas del origen del dinero utilizado en sus campañas. Esto es muy peligroso para la democracia porque es una puerta abierta para los delincuent­es financiero­s, el narcotráfi­co y los grupos de poder que tendrían, del control gubernamen­tal, un gran beneficio. Seguro que entre tanto candidato hay algunos honrados, transparen­tes, leales al pueblo, sin embargo, con seguridad, no podrán tener presencia en el mercadeo político y el votante los verá desde la falacia de que “todos los políticos son iguales”

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