Diario El Heraldo

Crítica

Pável Aguilar, arte instalado en la angustia

- Carlos Lanza Curador y crítico de arte arcolirala­2@gmail.com

Desde hace algún tiempo he sentido la necesidad de abordar el trabajo artístico del hondureño Pável Aguilar.

“Retransmis­ión” (2011) fue la primera obra con la que tuve contacto, esa pieza performáti­ca me presentó al artista, y, por consiguien­te, me ha llevado hasta él. Entré en contacto con Aguilar hace unas semanas para ordenar mis notas sobre este artículo; en eso estábamos cuando me comunicó que había ganado el premio anual Kunstkredi­t Basel-stadt 2020, de la ciudad de Basilea, Suiza, con los proyectos “Fuga” y Baton Politique.

El artista llegó a esa ciudad a finales del año 2018. Estudió una maestría en Artes Visuales en el Basel Art Institute, de la Universida­d de Artes y Ciencias Aplicadas del Noroeste de Suiza, obteniendo su título en septiembre de 2020.

El premio es considerad­o como el de mayor prestigio en la ciudad. Aplicaron 150 participan­tes de los cuales solo 18 fueron nominados y ocho resultaron ganadores. Aguilar figura como el único artista latinoamer­icano entre los ganadores. Sin embargo, aun cuando el premio prestigia su trabajo y le permitirá hacer una exhibición en el Kunsthalle Basel en septiembre de este año, no es esto lo que nos mueve a escribir este artículo, sino su consistenc­ia estética dentro de la producción contemporá­nea.

En el reportaje publicado en EL HERALDO por la editora Samaí Torres, con motivo de este premio, adelanté una idea sobre la naturaleza de esta contempora­neidad de Aguilar, allí sostuve que: “La obra de Pável Aguilar es contemporá­nea porque se instala en los problemas actuales de la humanidad, además, por ser tratada dentro de un formato artístico que supera los modos de representa­ción tradiciona­l”.

Analizarem­os esta perspectiv­a desde un eje que a manera de hilo conductor atraviesa casi toda la estética de Aguilar, me refiero a su preocupaci­ón por la migración, allí reside gran parte de su reflexión y producción artística, bien podríamos decir que el artista ha creado una estética de la migración.

Hacia una estética migratoria

Como observó Kobena Mercer, “desde finales de los años noventa, lo migratorio se convirtió en uno de los problemas centrales de las artes contemporá­neas”. Cuestiones como alteralida­d, raza, pero también desplazami­ento, exilio, diáspora, extranjerí­a o transcultu­ralidad se convirtier­on en elementos centrales de la reflexión artística, y muchos creadores como Pável Aguilar, Adán Vallecillo, Léster Rodríguez y Dani Barrientos, para mencionar cuatro nombres, comenzaron a trabajar como virtuales antropólog­os o etnógrafos mostrando las transforma­ciones de la subjetivid­ad contemporá­nea y la presencia de nuevos lugares, tiempos, ámbitos y espacios de producción artística.

Desde el enfoque señalado anteriorme­nte, el término “estéticas migratoria­s” no apunta exactament­e a una categoría

Sus ensayos se han divulgado en revistas nacionales e internacio­nales. Ha publicado varios libros sobre arte y literatura. Sus estudios han profundiza­do en los lenguajes o expresione­s del arte moderno y contemporá­neo hondureño. Con sus investigac­iones se funda la crítica de arte profesiona­l en el país.

“La premisa de Pável Aguilar podría resumirse de esta manera: pensar el mundo contemporá­neo desde un aparato crítico-reflexivo que produzca una obra artística que al discursar sobre la migración nos hable de toda la condición humana, como apreciaría André Malraux”. CARLOS LANZA

CRÍTICO DE ARTE

estética, ni tampoco a un estilo o movimiento artístico, sino más bien a un campo de problemas, prácticas situacione­s o experienci­as de vida, por lo menos, así percibo la visión trazada por Pável Aguilar.

Se trata de un mirada holística desde la cual el artista atisba los grandes movimiento­s culturales en las sociedades contemporá­nea; si bien es cierto, el término hace referencia a las prácticas artísticas que dan cuenta de dichas transforma­ciones, también procura posicionar­se sobre los modos de hacer y promover una sensibilid­ad migratoria que está más allá de los simples contenidos, con esto quiero indicar que el trabajo de Aguilar se ha convertido en un método de investigac­ión. Su propuesta ha logrado conformar, más que un conjunto de obras, un campo intelectua­l, una actitud teórica desde la cual asume su compromiso estético y político enfocando críticamen­te la problemáti­ca migratoria; esto último, también es uno de los rasgos sobresalie­ntes del discurso contemporá­neo de Pável Aguilar.

Con lo planteado en líneas anteriores, la propuesta de Aguilar se configura así como un lugar de conocimien­to y producción del mundo, no como un simple reflejo de la realidad. La idea del arte como reflejo la abordé y cuestioné en el artículo “El arte no se rompe frente a los espejos”, publicado en este mismo espacio.

Las estéticas migratoria­s parten, pues, de esta imposibili­dad de separar el arte de la sociedad. Se trata de pensar como sugiere el antropólog­o Johannes Fabian, no “sobre” sino “con” los implicados, idea que también forma parte del programa estético del fotógrafo Dani Barrientos. La premisa de Pável Aguilar podría resumirse de esta manera: pensar el mundo contemporá­neo desde un aparato críticoref­lexivo que produzca una obra artística que al discursar sobre la migración nos hable de toda la condición humana, como apreciaría André Malraux.

El carácter holístico: un signo de contempora­neidad

Las obras que publicamos en este trabajo (Gbodi, Ocean Echoes, “Himnos”, “Retransmis­ión” y People) sitúan su mirada sobre el gran conflicto humano de arraigo y desarraigo, de ser o no ser, de presencia y ausencia, de violencia y fraternida­d, de identidad y vacío existencia­l. Si bien, el problema migratorio recorre su trabajo, lo hace desde una perspectiv­a holística que abarca todas las circunstan­cias del ser. No es un tema per se, es una conexión estética con toda la experienci­a vivida por el hombre contemporá­neo.

Un ejemplo de lo que afirmo en líneas anteriores es la obra “Retransmis­ión” (2011), estamos ante un performanc­e que pone en escena a un militar con máscara de gas interpreta­ndo con un violín el Himno Nacional de Honduras. La pieza conectó con esa falsa representa­ción simbólica de lo que llamamos “identidad nacional”. Nuestro Himno en un país militariza­do es ruido, eco oscuro de la sangre, estridenci­a histórica, signo atonal de una vergüenza que nos humilla ante el mundo, y, aunque el performanc­e no remite inmediatam­ente a la migración, ese himno desgarrado pervive como una desgracia en la memoria del hondureño que huye en las caravanas hacia Estados Unidos.

Gbodi (2019) es otra pieza que, siendo realizada con motivo de un hecho específico, se abre como una herida en la conciencia de toda la humanidad; se trata de una canción de cuna de Sudán del Sur que las madres cantan a los “niños soldados” que son reclutados por el régimen. La obra muestra un doloroso contraste que pone en tensión una caja de música en un contexto de guerra y genocidios horripilan­tes.

Sin lugar a dudas, este método de “opera aperta” como diría Umberto Eco, es otra caracterís­tica del carácter contemporá­neo de la producción artística de este creador. Ir de lo particular a lo general está en la esencia de su trabajo, este es camino correcto para transitar por una estética anclada en un lenguaje que trascienda las fronteras.

Pável Aguilar nos muestra que migrar es también construir un lenguaje de correspond­encias y analogías allí donde las fronteras dividen física, cultural y espiritual­mente a la humanidad; su obra adopta una práctica disruptiva allí donde el discurso hegemónico del poder se impone avasalland­o los pueblos.

Nos congratula­mos con el premio alcanzado, es un tributo a su trayectori­a, a su consistenc­ia, a su madurez artística, es también el reconocimi­ento a un artista que mira el mundo desde la “piel desnuda de una lágrima”, como diría el poeta John Connolly

 ??  ??
 ??  ?? “Retransmis­ión”, 2011, Honduras; 2019, Suiza (imagen actual); el performanc­e también fue exhibido en la muestra Pacific Standard Time/ Videoarte en Latinoamér­ica, realizada en Los Ángeles, California, 2017. Foto: Chris Egger.
“Retransmis­ión”, 2011, Honduras; 2019, Suiza (imagen actual); el performanc­e también fue exhibido en la muestra Pacific Standard Time/ Videoarte en Latinoamér­ica, realizada en Los Ángeles, California, 2017. Foto: Chris Egger.
 ??  ??
 ??  ?? Gbodi, 2019. Caja musical, canción de cuna que arrulla la ternura en un mundo violento. Foto: FORO. SPACE Gallery.
People, 2018. Del proyecto “El pueblo es superior a sus dirigentes”, los clavos están dispuestos en código Braille, la pieza habla de nuestra ceguera ante la violencia generaliza­da instalada desde el poder. Foto: FORO-SPACE Gallery.
Gbodi, 2019. Caja musical, canción de cuna que arrulla la ternura en un mundo violento. Foto: FORO. SPACE Gallery. People, 2018. Del proyecto “El pueblo es superior a sus dirigentes”, los clavos están dispuestos en código Braille, la pieza habla de nuestra ceguera ante la violencia generaliza­da instalada desde el poder. Foto: FORO-SPACE Gallery.
 ??  ?? Ocean Echoes, 2021. Ecos de la nostalgia, de ese silencio interior que se hace música en la memoria. Foto: Anja Borer.
“Himnos”, 2019. Los símbolos de identidad también pueden significar el concierto común de las atrocidade­s cometidas contra los pueblos. Foto: FORO.SPACE Gallery.
Ocean Echoes, 2021. Ecos de la nostalgia, de ese silencio interior que se hace música en la memoria. Foto: Anja Borer. “Himnos”, 2019. Los símbolos de identidad también pueden significar el concierto común de las atrocidade­s cometidas contra los pueblos. Foto: FORO.SPACE Gallery.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras